Investigación

El gaucho
El gaucho andino-cuyano y su medio geográfico
“El gaucho de la pampa argentina, popularizado por la literatura y por el arte, no es precisamente el gaucho de Mendoza, San Juan o San Luis. Se diferencian notablemente en sus modos de expresión, en sus hábitos, en sus prendas de vestir, y hasta en su cabalgadura, de acuerdo a uno y otro, en el escenario en que actuaron.
El gaucho andino prefiere la mula al caballo, porque la sabe dotada de mejores condiciones para el trabajo de montaña, más resistente al trabajo de la cordillera. Aquella con un instinto de adivinación de peligro, que hace imposible al jinete obligarla a avanzar o a apresurarse, cuando ella presiente el despeñadero inmediato y la muerte segura.
También hay un distingo notable entre el gaucho de la pampa y el gaucho andino, en lo que respecta a la vivienda. Ésta es otra. Es el derivado lógico de un clima distinto, favorecido el gaucho de Mendoza y de San Juan por el sol magnífico, que le permite usar el barro y caña de su morada.
El arriero, el rastreador, el baqueano, son los prototipos de la región andina. En la pampa, es el domador de fuerzas notables el que acapara la atención y su principal condición de superioridad está en las habilidades del jinete.
Otras también son las luchas del criollo de los valles de Mendoza y de San Juan. Éstas se circunscriben con los duelos de la naturaleza, y se definen al calor de los elementos desencadenados que, al menor titubeo, le arrastran del fondo del abismo. Son las lluvias torrenciales que, en un instante, cubren de agua caudalosa las huellas y los caminos, despeñando de las montañas enormes moles; tempestades de nieve y de granizo; huracanes; todo ello gira y se torna motivo de lucha.
A esto agreguemos las interminables travesías, las huellas sin fin que se acuestan sobre los campos como cansadas de no encontrar nunca su meta, sin un ave, sin una flor silvestre, sin una tonalidad alegre, como si todo se confabulase a objeto de dar al gaucho, la sensación de un desamparo desconsolador…
No podemos desprender al hombre de su medio. La fisonomía del suelo, la montaña, todo en fin contribuye a que nuestro gaucho, el andino, se torne silencioso, poco expansivo, prudente, caviloso, humilde. El hábito de razonar antes de obrar va acumulando una indefinible tristeza que rara vez se disipa” (Canciones de mi Tierra, Alberto Rodríguez, 1943).
Arreos de Bolivia
Bolivia era excelente mercado para las bestias de carga que producía Jachal. Había arrieros de menta que preparaban grandes arreos de trescientos o cuatrocientos burros, mulas o caballos, que llevaban a la nación vecina.
Entre estos arrieros, recordamos algunos como Don José Giménez, Ramón Balmaceda, Rómulo Rodríguez, Norberto Echegaray y Felipe Videla. Delante de la tropa, los manseros los conducían las bestias cargadas con los víveres o bastimento (así los llamaban los nativos del lugar) que consistían en pan abizcochado, charqui y los vicios (yerba, azúcar y tabaco) y un barril de vino.
Para el transporte de estas vituallas usaban la petaca de cuero, especie de baúles o bolsas del mismo material que cargaban dos en cada animal atadas al recado, con torzales de cuero.
Los manseros los conducían a estos animales a distancia, se distanciaban de la tropa un rato antes de llegar al sitio donde se formaba el rial o rodeo; allí paraban todos, para comer y descansar.
Vale la pena que los mineros bolivianos que tenían como único medio de movilidad un burro y una mula adquirían uno de ellos a estos vendedores prefiriendo el más arisco porque creían que ello era cualidad de juventud. El criollo andino aprovechaba esta circunstancia no domar sus bestias hasta venderlas, aunque fueran viejas.
Los nombres consignados, fueron hombres populares, cantores y bailarines, que contribuyeron a la recopilación de campo, por la década del ‘20. Escritos de Alberto Rodríguez.
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El bocio
Una característica física: El bocio endémico
“Cada región del país acusa diferencias psicológicas, que se advierten entre tantas manifestaciones, en sus canciones nativas a través de las variantes de los ritmos. En lo musical o en la forma de interpretarla, ya por la lírica vocal o las filigranas del baile.
De ahí que las variantes anímicas, rítmicas melódicas, dependen seguramente del carácter de cada zona y del conocimiento étnico…
El folklore cuyano no es precisamente el folklore pampeano. Las características del suelo, sus medios de vida diferente, han dado origen a un modo de ser distinto.
Durante cierta época del pasado se manifestó en los pobladores de nuestra zona, sin distinción de sexo, como consecuencia del consumo de agua turbia de los ríos, en la bebida y en la alimentación, una característica física. Nos referimos al bocio.
El bocio endémico, aparecía como una dilatación de los tejidos del cuello, sin molestia alguna, ensanchándose paulatinamente, hasta formar una protuberancia blanda que caía luego sobre el pecho, a manera de una bolsa.
Después se llegó a comprobar que las personas atacadas por el bocio, perdían parte de su vivacidad imaginativa, su poder de raciocinio y su lucidez de juicio y de ahí el calificativo de ´cotudos’, aplicado a remotas épocas a los mendocinos, encerrara también una alusión despectiva a sus condiciones intelectuales.
La idiosincrasia mendocina sufrió indiscutiblemente, la influencia de esa perturbación fisiológica e imprimió al carácter de nuestro antecesor colonial ciertas peculiaridades que le son exclusivas.
Esto se reflejó en las expresiones musicales, al igual que en las danzas. Era lento y parsimonioso en sus movimientos. Sin embargo, el cuyano lució su ingenio, rapidez y picardía en centenares de coplas populares, sobre todo en las cuecas y gatos cuyanos, que fue lo que se denominó ‘el folklore prohibido’.
´Cotudos patas a la rastra’, se hizo dicterio expresivo de rivalidades localistas de las provincias vecinas (Canciones de mi Tierra, Alberto Rodríguez 1943).
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La serenata
La Serenata fue otra costumbre traída por la Conquista. Tomó modalidades diferentes en América y a su vez en las distintas regiones de un mismo país. En Cuyo, esta antigua costumbre gozó de un fuerte arraigo. Si bien fueron antiguamente nocturnas y dedicadas a las mujeres, no se sabe desde cuándo -pero ya eran populares a principios del siglo XX- recibieron esta deferencia los ‘compadres’ nativos del lugar, o las familias amigas, por el valor afectivo o amistoso que implicaba una serenata. Sirvió como excusa para ir a saludar y darle una sorpresa al compadre tal…, como pretexto para divertirse con cuecas y tonadas en horas de la noche o a la madrugada. Un grupo de cantores con guitarras y requintos interpretando una tonada tradicional, con un lindo cogollo acompañado de un vals criollo, anunciaba su llegada a la puerta de la casa. Era común que en las casas dónde se daba una serenata se encendieran las luces. Nunca faltaba un buen vino de la bodega familiar, para invitarlos a pasar y alargar esta velada cuanto quisieran. El repertorio podía extenderse con otras canciones.
Antiguamente, el mejor clima para la serenata era el silencio. Las serenatas se daban cuando en las casas se apagaban las luces.
Sin duda, fueron los antiguos y anónimos valsecitos criollos que por la temática -amorosa, afectiva- eran cantados especialmente para estos momentos. A éstos el colectivo los llamaba ‘Serenatas’. También se les llamaba así a ciertas Tonadas populares que se cantaban especialmente para estas ocasiones.

Fue muy popular, la Tonada “Duerme niña” Tonada en cuarteta. Era conocida por algunos como “Serenata tradicional”
I Estrofa:
De lo ausente que andado
llegando vengo recién
a encadenarme a tus brazos
Ya estoy de vuelta mi bien
Estribillo:
Duerme, duerme niña
duerme, duerme, en paz
que son tus ojitos hermosos
son para enamorar
II Estrofa:
Ya estoy de vuelta mi bien
y aquí me tienes rendido
quisiera que me contaras
de los gustos que has tenido
Estribillo: ÍDEM
Esta otra versión fue tomada de Don Modestino Ortíz, oriundo de Departamento de Guaymallen, Mendoza. Nació en el año 1871. Me dijo haberla aprendido cuando tenía catorce años .Modestino Ortiz, cantaba muy bien Aunque era un excelente ejecutante de guitarra, prefería cantar solo, y ser acompañado.
I Estrofa:
De lo ausente que he andado
llegando vengo recién
a encadenarme en tu brazos
ya estoy de vuelta mi bién
II Estrofa:
Ya estoy de vuelta mi bien
sin ninguna indiferencia
quisiera que me contaras
como te fue con mi ausencia
III Estrofa:
Cómo te fue con mi ausencia
cuando yo andaba perdido
Quisiera que me contaras
De los gustos que has tenido
IV Estrofa:
De los gustos que has tenido
tengo de hacer una lista
del tiempo que yo he andado
careciendo de tu vista.
Esta versión es de forma encadenada, se repite en el primer verso, el último de la forma anterior.
En San Juan, también era muy popular. Era recordado por muchos cantores tradicionales, entre ellos los hermanos Isidro, Raúl e Ildefonso Oro.
Don Mamerto Florentino Vera, oriundo de Astica, provincia de San Juan me manifestó por la década del ‘30 que esta Tonada se cantaba hace más de setenta años allí, por haber sido transmitida de padres a hijos. De él tomé esta otra versión, con el título “Yo ausente que he andado”.
I Estrofa:Yo ausente que he andadollegando vengo reciénencadenado en tus brazosya estoy de vuelta mi bien.II Estrofa:A visitarte he venidoquisiera que me contarasde los gustos que has tenido (bis)III Estrofa:Los gustos que hayas tenidocuando ausente hayas andadopor mi cuenta yo he halladoque tu me has olvidadoIV Estrofa:Si ya me has olvidadote lo pido por favorque si de mí no te acuerdesno te olvides de mi amorV Estrofa:Ya vengo a decirte adiósPor qué fiel amante soyy a darte el último abrazopor que mañana me voy.
Doralizo De la Rosa, nacido en Mendoza, a fines de 1890 fue otro gran cantor, muy conocido por aquellos años. Él la cantaba con esta letra,-aunque con algunas variaciones- y sin estribillo.
Don Felipe Díaz, antiguo vecino de la localidad del Bermejo, Guaymallen, manifestaba que éstas eran muy comunes en esa localidad a fines del siglo XIX. “Casi siempre todas estaban dedicadas a las hermanas Mascareño, unas lindas criollas que cantaban y bailaban como los dioses”. Recuerda esta letra de Tonada en cuarteta:
I Estrofa:
A deshoras de la noche por ti
peligra mi vida
si sabes pagar favores
despierta si estás dormida.
II Estrofa:
Al tribunal del amor
al presentarme le advierto
si será justo que duermas
andando por ti despierto
III Estrofa:
Despierta prenda querida
mira que al pie de tu reja
vengo a cantarte mis rejas
con el alma dolorida
Según Don Felipe Díaz, si la luz no se encendía, el desprecio más grande lo constituía el mismo silencio.
Las Hermanas Mascareño fueron cantoras muy famosas, hijas de familia tradicional de la localidad del Bermejo, Guaymallen. Aportaron mucho repertorio que recordaban con una gran generosidad hacia la tarea de búsqueda de nuestro folklore regional.
Don Rosauro Gómez, sanjuanino nacido en la segunda mitad del s. XIX era un admirable ejecutante de guitarra y excelente cantor. En las famosas termas de La Laja, cuando recogía información folklórica, me contaron algunas personas del lugar que este cantor en las noches realizaba serenatas en la puerta del hotel e improvisaba dedicatorias y cogollos muy sabrosos, que al día siguiente entre mate y mate se comentaba risueñamente. Entre su repertorio preferido para las serenatas, figuraba esta Tonada en Décima de carácter cómica, picaresca.
I Estrofa:
Si quieres que yo te quiera
mi h’ai de admitir un consejo.
Qu’e hay de matar a ese cusco
p’a que se duerman los viejos.
Si no lo matás te dejo
y para siempre te olvido
porque vivo con recelo
como te lo hi’alvertido
por causas de tus ladridos.
II Estrofa:
Por este maldito cusco
fue causa que nos pillaron
los viejos nos apaliaron
y él se me fue a los tobillos
me rompió lo calzoncillos
yo me rajé la cabeza
ese viejo pierna gruesa
nariz de vaina’e podón
por causa ‘e la perra vieja
m’ihizo romper el codón.
III Estrofa:
Matá ese maldito cusco
con la mayor ligereza
te visto de pie a cabeza
sin que a vos te falte nada
te regalo una pollera
juntamente una frazada
yo no te haré faltar nada
de todo t’hi de dar harto
porque ya muriendo el cusco
te doy hasta los zapatos.
Dedicatoria o Cogollo:
Sr. F… que viva
clavelito colorado
en casa donde haya cusco
no se meta a enamorao
porque si el cusco ha ladrao
luego los viejos lo sienten
se levantan “redepente”
enojados como el diablo
y le hacen pasar a palos
las penas de San Clemente.
Esta Tonada también fue muy popular en Mendoza y en San Juan:
Don Pedro Rodríguez, cantor popular sanjuanino nacido alrededor del año 1885, manifestó haberla aprendido por el año 1900.
Don Julio Balmaceda, nacido en la misma provincia en la década de 1880, me dictó otra décima de esta Tonada:
Matá ese viejo asesino
p’a que vivamos a gusto
dejemos de pasar susto
y yo helarme de frío
al sereno y al rocío
cuando te estoy aguardando
divisio p’a la cocina
veo el viejo cabeciando
y no se quiere asestar
porque el cusco está ladrando.
En Mendoza, Don Ramón Martínez, mendocino del año 1860, dijo haberla aprendido desde muy joven. Según éste era conocida con el nombre de “El Gatiador”.
También la cantaba Don Pedro López Moyano, del año 1886, a quién le tomé la primera versión musical.
Al cantar esta Tonada, tanto los cantores como los que la escuchaban, solían divertirse, ya que su letra se prestaba para hacer miradas intencionadas.
Se le llamaba de manera popular “cusco”, “cusquito” al perro.
Otra Tonada muy popular para las serenatas cuyanas era esta otra: “Despierta prenda querida”. Tonada en décima, de carácter amatorio.
Don Pedro Rodríguez, afirma que esta Tonada es de la provincia de San Juan. Se la aprendió a Don Carlos González, otro cantor sanjuanino nacido por el año 1900.
I Estrofa:
Despierta prenda querida
mirá que al pie de tu reja
vengo a cantarte mis quejas
con el alma dolorida.
Despierta que el nuevo día
viene la aurora aclarando
y el pajarillo anunciando
la brisa anunciando
la brisa suave y hermosa
mientras su voz quejumbrosa
mis penas estoy cantando.
II Estrofa:
Cruel inquietud me devora
nada, nada me consuela
y paso la noche en vela
hasta que llega la aurora
así vive quien te adora
en un continuo penar.
No hay nada que a mi pesar
pueda darle alguna calma
por eso dueña del alma
vengo tu sueño a turbar.
III Estrofa:
En fin, me voy de tu lado
llevando mi corazón
lleno de satisfacción
por haberte despertado.
Aún siento haber turbado
de tu sueño lo mejor
pero no tengo valor
para abandonar tus rejas
donde un recuerdo te deja
este triste trovador.
Esta otra versión está registrada en el cuaderno de Don Roque Guzmán, famoso cantor popular mendocino. También la cantaba Don Fermín Lucero, cantor popular de Mendoza, oriundo del departamento de Junín. La primera, segunda y cuarta décima, son iguales a la anterior.
III Estrofa:Me voy lanzando un suspiroy el alma de angustias llename voy a llorar mis penasen solitario retirosi sabes que un día expirode tantas penas abatidooirás un triste gemidoen tu sueño encantadorde mi alma el esplendorvendrá a endulzar tus oídos.
Este tipo de Tonadas en décima de carácter amatoria- dramática, abundaron en la región. No solamente fueron cantadas en los momentos de serenatas.
En las recopilaciones de Tonadas sobre todo en las cuartetas y en las décimas, abunda esta temática, que al parecer el hombre antiguo, las componía especialmente para esta ocasión, por las letras similares que hacen alusión al hombre que anuncia con el canto su llegada a la ventana de la niña para manifestarle su amor, a los momentos como el amanecer, el alba, la aurora, al sueño, al despertar suave.
Con los años, las serenatas se dieron en cualquier momento del día, y para cualquier ocasión: el día del Santo, el cumpleaños, un aniversario de bodas, y cualquier otro festejo o agasajo que quisieran hacer. Lejos quedó de ser esa primera expresión de amor a la mujer. Las temáticas variaron. Pero su esencia seguía vigente (Alberto Rodríguez).
Apuntes de recopilación de Alberto Rodríguez, en la década del ‘30.
Lo que dijo Gabino Coria Peñaloza:
La serenata es una antigua costumbre traída a América por los conquistadores y sin duda alguna ha sido la levadura motriz de nuestro folklore, en su aspecto musical y literario. Es una creación del hombre enamorado de todos los tiempos y cantada a viva voz ante la ventana del ser querido. Es un elemento altamente sugestivo y especial para eslabonar sentimientos y encadenar corazones. Porque es enorme el poder de sugestión que tiene la serenata oída a altas horas de la noche…
Empezaron por prohibirla en las grandes ciudades…Pero aún no ha muerto. He tenido ocasión de oírla en las tres provincias de Cuyo y en La Rioja aunque no en la forma intensa con que se la cultivaba antiguamente en todas las provincias y hasta en Buenos Aires…
Volviendo a la difusión de la tonada amorosa, hay en el folklore cuyano una variedad infinita en las que el hombre enamorado manifiesta el estado del alma. Las hay de carácter lastimosamente rogativo, las hay del adiós desgarrador, las de amarga ausencia, las de melancólico recuerdo y hasta las hay de jactancia y prepotencia pasional, como la siguiente que he oído en la región sanluiseña:
Yo soy el halcón de virtudesque cazo cuando tengo hambre;y no se me echa de verel daño que hago en las aves.Les he dicho a las palomasaquellas que de mí huyenque no se esquiven de míque soy halcón de virtudes.Me subo a los elementosy a mi pico le echo llavesme bajo a los dormiderosa cazar cuando tengo hambre.
Estos versos en los que el enamorado manifiesta su espíritu donjuanesco, de conquistador irresistible, son raros en la tonadas amorosas de Cuyo, porque, como he dicho, el cuyano enamorado ruega siempre al objeto de su amor o cuenta sus tristezas o el estado de ánimo en que vive. Hay una Tonada, que bien podríamos llamarla la Tonada del Recuerdo. Tiene por título “Los Juramentos” y es, en mi concepto, una de las más grandes tonadas con que cuenta el folklore argentino en todas sus regiones desde el punto de vista musical:
Esos tiernos juramentosque con llanto te entreguéquedarán siempre grabadosaunque sepultado estéesos tiernos juramentosque con llanto te entregué.Todo lleno de tormentoshoy mi corazón estápero me queda el contentoque no he de olvidar jamásque no he de olvidar jamásesos tiernos juramentos.
Al oírla se piensa sin querer en la capacidad emotiva que tuvo el corazón de este autor anónimo para sentir tan honda emoción, ese sollozo, esos llantos que en un instante de inspiración echó a rodar por el mundo…
Fragmento de un artículo escrito para el diario Los Andes,
Mendoza, en el mes de enero en 1939.
Gabino Coria Peñaloza (1881-1975) fue uno de los grandes poetas argentinos, autor entre muchas obras de las letras de tangos famosos como Caminito, El Pañuelito. Nació en la provincia de San Luis. Vivió en Buenos Aires y en Chilecito, provincia de la Rioja. Gabino Coria Peñaloza está identificado como uno de los letristas más memorables del tango argentino.
“Gabino Coria Peñaloza fue un gran amante y conocedor de las tradiciones populares cuyanas, así como excelente cultor de las viejas melodías populares de nuestra región”. (A. Rodríguez)
Otras anécdotas para el recuerdo:
Don Carlos Washington Ortuvia, mendocino, nacido en el año 1941, es un gran bailarín de las danzas folklóricas cuyanas, hijo de familia tradicionalista y cultora de las costumbres regionales. Acerca de las serenatas, recuerda: “Mi padre, Don Lisandro Ortuvia, nacido en San Juan en la década del ‘20 al igual que mi abuelo, era un gran entusiasta y cantor de lo nuestro. Vivíamos en la localidad de Media Agua -límite entre Mendoza y San Juan-. Alrededor del año 1935 mi papá, con Don Alberto y otros amigos, iban hasta Guaymallen y subían el piano a una “chatita” modelo 1920 para ir a dar serenatas. También, obviamente llevaban las guitarras. De allí se iban a Lavalle. De Lavalle a Jocolí, de allí a San Carlos. El recorrido podía ser de las formas más variadas. También desde Media Agua iban para el lado de San Juan. Las Serenatas podían durar desde unas horas hasta una semana. En algunas ocasiones, también subía a la chatita el dueño de la casa que había sido homenajeado con esta, para seguir el trayecto-y por qué no esta fiesta- con ellos.”
“En las reuniones familiares de la época, en una determinada hora de la noche, los hombres dejaban a sus esposas, para seguir continuando la fiesta con serenatas. Siempre al empezar se tocaba una Tonada tradicional o un valsecito criollo. Adentro de la casa, el repertorio era infinito. La serenata era lo más lindo que le podía pasar a una persona…”
“Una noche, en una de las tantas juntadas en la casona de la gran familia Oro -familia tradicional de la localidad de Pocito, provincia de San Juan- se encontraban reunidos un grupo de amigos. Don Raúl Oro con Don Alberto y otros amigos, decidieron subir un piano, junto con las guitarras a un camión cuyo dueño era un señor de apellido Díaz. Era posiblemente la medianoche. Querían darle una serenata al compadre Antonio Rodríguez, que vivía en Valle Fértil. Desde Pocito hasta Valle Fértil, habían más de doscientos kilómetros El camino era de ripio. En ese entonces no estaban asfaltados. Habiendo llegado a Valle Fértil, y a la puerta de la casa del compadre seguramente desde arriba del camión, empezaron a sentirse las músicas de la Tonadas.”
María Luisa de Oro, esposa de Raúl Oro (h) recuerda lo siguiente: “Me casé con mi marido en el año 1968. En la época en que me pretendía, todas las noches- alrededor de las dos o tres de la mañana-, iba a dar serenatas a la puerta de mi casa. Cantaban Tonadas y valsecitos muy antiguos. Entre las Tonadas, recuerdo “El Gran Salomón”, “Duerme niña”. Papá los recibía muy atento. Un día-seguramente cansado de que lo despertaran- me dijo: “Decile que sí de una vez, a ver si me deja dormir…”(risas). Me conquistó con las serenatas…”
“La gran familia Oro, fue una de las familias más antiguas y tradicionales de San Juan. Estaba compuesta por nueve hermanos. Eran excelentes músicos, cantantes y eximios bailarines de nuestras danzas. Su casa era muy famosa por la concurrencia permanente de músicos y bailarines de antiguas cuecas cuyanas, entre ellos Don Raúl Oro, que bailaba como los dioses. Los hermanos Raúl, Isidro, Ildefonso Oro contribuyeron con una memoria prodigiosa a la recopilación del acervo tradicional de Cuyo” (A. Rodríguez).
Antonio Rodríguez, también fue otro gran cultor. Nació en San Juan, a fines del s. XIX. Era muy buen cantor y músico.
Bertha Videla, sobrina de Fermín Videla, mendocino, gran cantor y cultor del folklore cuyano, recuerda que “Fermín Videla pasaba a buscar a Hilario Cuadros, en su voaturé. Cargaban la pianola de Alberto Rodríguez, la guitarra y el mandolín, y se iban a dar serenatas a las chicas del barrio…” (Diario “Los Andes” 2002).
“Muchas veces, bastaba con el recorrido por los barrios, o por las distintas localidades de un Departamento. Igual era un motivo de diversión y de goce para todos” (Carlos Ortuvia).
Fermín Videla fue otro de los hombres memorables de nuestro cancionero. Fue un excelente cantor, músico y trasmisor del repertorio anónimo. Vivió en Guaymallen. En su casa se celebraban de forma recurrente reuniones, a las que concurrían los mejores cantores, guitarristas y eximios ejecutantes del requinto, como Don Heriberto Videla. También excelentes bailarines de cuecas cuyanas. Estas reuniones en la casa del “Pelao” Videla se prolongaban hasta el amanecer. Fermín Videla fue otro de los hombres que contribuyó con su gran memoria, a la tarea de recopilación (Alberto Rodríguez).
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Los fogones
Los fogones en Cuyo: un ámbito clave de la cultura popular
“El fogón, la fogata, el incendio de campos como exteriorizaciones de un culto que practicaba el aborigen, sintiéndose incitado a la alegría en presencia de la llama, ha perdurado en los hábitos de nuestros criollos hasta hace pocos años atrás.
Muchos de los hombres del presente han sido testigos en su infancia de las fogatas que se encendían en las calles de los suburbios de las provincias de Mendoza y de San Juan en ocasión de la festividad de San Juan y de San Pedro.
Se amontonaban yerbas secas hasta formar un promontorio de dos o tres metros de alto. Llegada la noche se prendía fuego al montículo, se agregaban paquetes de cohetes a la llama, originando explosiones características de la pólvora con gran contento de la gente lugareña y de niños que corrían y saltaban en torno al fuego.
El incendio de parvas de jarilla, de retazos de campo, y aún de estivas de leña que con tanta frecuencia han producido en nuestra campaña y que originaba siempre algún transeúnte, denota la inclinación poderosa que subsiste, aún como herencia ancestral, el fenómeno sugestivo del fuego.
En la reconstrucción folklórica de nuestra vida pasada no es posible prescindir de esta modalidad que constituye el culto al fuego de nuestros antepasados. Fue alrededor de ellos, cuando nuestros paisanos templaron con más sentimiento la guitarra, ensayaron sus mejores coplas amorosas, se comunicaron sus pensamientos, sus recuerdos, impresiones.
La sociabilidad se hizo por mucho tiempo alrededor del fogón, entre aquella gente sencilla del pasado, y la primera manifestación de poesía debió surgir en las veladas de caravana de los viajeros, reunidos en torno a la llama, cerrada ya la noche, saboreando su magra cena de charque y de galleta.
Cuántas veces el resplandor de la fogata proyectada a gran distancia, ha servido para orientar en la obscuridad al viajero extraviado en medio de los desiertos, indicándole la presencia de seres vivientes que habían de prestarle auxilio y compartir con él sus escasos víveres… (Canciones de mi Tierra, 1943).
Fueron comunes los fogones callejeros que congregaban a los vecinos. Los pobladores cuyanos, favorecidos con el silencio de la noche y la gran cordillera andina como marco, hacían de éste un momento sagrado, ya sea por el silencio y el suspenso que generaba la escucha de cuentos, narraciones, largos contrapuntos de payadas, así como refranes populares, adivinanzas criollas. Generalmente, este tipo de expresiones escuchadas en un principio en los fogones, no tardaron en popularizarse como ‘cuentos de fogón´, ‘refranes de fogón’, ‘cuentos que cuentan los viejos tras el fuego’.
Era común en las épocas de cosecha de uva o de trilla, en la finca familiar un gran fogón después de la jornada o como celebración del fin de ésta.
A la luz de las fogatas se iluminaron las caras de viejos cantores, transmisores y creadores de maravillosas coplas de cuecas, tonadas que rápidamente se hicieron famosas”.
Escritos de Alberto Rodríguez.
“Confieso que la escuela del fogón fue la que más me ha dejado grabado los relatos de los mayores sobre las diferentes actividades de trabajo, los dichos, los refranes, cuentos de aparecidos, cuentos fantásticos y medicina criolla de muchas décadas tradicionales atrás. La escuela del Fogón, me permitió conocer la profundidad de nuestra pampa argentina…”
“Una leñita acercada diariamente al fogón tradicional, no solamente aumentará la luminosidad de los recuerdos, sino también dejará que el olvido trague el patrimonio del gaucho…”
Silvano Arístides Hernández, folklorista bonaerense.
Hernández nació en el partido de Castelli, provincia de Buenos Aires, en 1897. Emparentado con la familia de José Hernández, sintió la misma pasión por la investigación y el cultivo de las tradiciones de la pampa argentina. Fue eximio ejecutante de la guitarra criolla en la interpretación de milongas, cifras, estilos y otras danzas. De adulto se radicó en la ciudad de Mar del Plata. Allí ejerció como docente y director de escuelas. Falleció en la misma ciudad en la década de 1980 (A. Rodríguez).
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El matadero
El antiguo Matadero: Otro ámbito de expresión
“A mediados del siglo XVIII se fundó el Cabildo en la ciudad de Mendoza capital -hoy Museo del Área Fundacional- en las cercanías del viejo zanjón de Guaymallen, al pasar Mendoza a depender políticamente de Buenos Aires. Este lugar fue, por cierto, muy visitado por el general Don José de San Martín, en la época de la Campaña Libertadora, al igual que por el monje franciscano Fray Luis Beltrán, y tantos miembros de la oficialidad del Ejército. Después de casi cien años en ese mismo lugar, descendientes de colaboradores anónimos del Ejército Libertador, seguían recordando los relatos de sus mayores acerca de la figura de San Martín como un hombre muy querido por el pueblo, un criollo sencillo, cultor de la música criolla.
El Cabildo funciono allí hasta 1871, diez años después de que el devastador terremoto dejara en ruinas la ciudad. La estructura edilicia fue casi la misma y se destinó para faenar ganado. Nació así el Matadero Municipal, lugar que no puede omitirse al hablar de la cultura popular de Cuyo y de otro lugar de preferencia para la expresión de la música popular anónima de Cuyo.
En esos años se faenaba la hacienda en el Matadero, ubicado entre la calle Beltrán y Videla Castillo, frente a la plaza, que tenía el mismo nombre, Plaza del Matadero. En esas cercanías, frente al zanjón de Guaymallen, había un viejo almacén de Don Manuel Rosas, sanjuanino. Allí se reunían los mejores cantores y guitarreros de la época. Con estos arreos era común que llegaran gran cantidad de arrieros cuyanos y chilenos, los más famosos ejecutantes de requinto y mandolín, payadores, cuentistas, dicharacheros, los que en esas juntadas desparramaban toda la gracia y la chispa -entre otras formas- en la improvisación de un cogollo picaresco o de una relación si tenía que bailar un paisano una Cueca con alguna chinita.
En las inmediaciones de la Plaza del Matadero existían fondas populares. En esas fondas se servían sabrosos locros, pasteles, empanadas, cazuelas. Nunca faltaba el buen vino carlón, ni la chicha, ni la pichanga.
Se organizaban a diario reuniones, o fogones donde acudían hombres humildes que eran verdaderos artistas intuitivos. Mate en mano, y guitarra, allí estaban achureros, carniceros, vagabundos, desolladores, repartidores de carne, almaceneros, peluqueros, panaderos, y cuanto vecino del lugar quisiera. Cantaban toda clase de tonadas y danzas puramente nuestras. Algunos se destacaban en la rapidez y picardía en contrapuntos de payadas.
También desfilaron hombres que hicieron gala de su ingenio creativo, en las letras de tonadas y cuecas que junto a hermosas melodías se popularizaron en el pueblo rápidamente como anónimas.
El Matadero, al igual que en las adyacencias de la antigua Calle Larga -hoy Pedro Molina- sirvió como escenario para levantar grandes tiendas y carpas, en las fechas patrias -25 de Mayo, 9 de Julio- o para las fiestas religiosas -Pascuas, Navidad, Reyes- donde se comía y bebía y en otros cantaban y bailaban.
Este tipo de fiestas, el pueblo las denominó ‘Bodegones Populares’. Era agradable ver este espectáculo bullicioso popular que duraba varios días y era otro goce de grandes y chicos.
Eran un clásico los bodegones de quincha, de asado con cuero, horno de barro, empanadas, pasteles, vino, sangría. En un lugar se comía y bebía, en otros se cantaba, y así en un clima de total despreocupación, la cueca, el gato, el vals criollo, hacían las delicias de los bailarines.
Solían escucharse las guitarras y requintos, hasta diez cuadras a la redonda. Corrían las dos primeras décadas del siglo XX.
La zona del Matadero, ubicada en la capital mendocina, de a poco se urbanizó. Algunas viviendas se vendieron con diversos fines. Otras de tan viejas se demolieron. Desaparecieron grandes extensiones de frutales, viñedos que rodeaban estas inmediaciones. Se instaló en el viejo Cabildo devenido Matadero, la Feria Municipal donde se comercializaba el agro. Esas juntadas espontáneas de cultores y creadores anónimos, así como los tradicionales Bodegones, se disiparon cada vez más hasta extinguirse por completo.
De la Gran Zona del Matadero -llamada así en el colectivo por todo lo que implicaba- salieron las canciones más cuyanas, las últimas tonadas.
Solamente quedaron páginas memorables registradas en el cancionero anónimo del antiguo hombre cuyano”.
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Las chinganas
Las chinganas en Cuyo:
“Viejos caserones, mezcla de toldería y de rancho gaucho; de amplios aleros, de patios amplios que salpicaban a trechos las típicas enramadas de quincha y de totora; chinganas, refugio de los tristes donde rimaban las risas del festín con las lágrimas de pena: a ellas llegaban los cansados de todos los sectores sociales: el artesano sin novia, el pequeño propietario, el acaudalado señor y hasta el personaje de apellido conocido y de figuración política. Patios líricos en los que entonaban sus trovas los payadores, donde chispeaban los ojos negros de la trigueña prendiendo fuego en los corazones, que a veces su sentir criollo en un relumbrar de puñales, en un planchazo o en un barbijo… Caserones perfumados con la flora de la sierra, como las sierras salpicados de sombras y de leyendas. En ella ondeaba la alegría franca del paisano y asomaba a veces su gesto adusto la tragedia; se bordaron su abrigo idilios castos y puros y también desnudaron bravíos puñales gauchos, para disputar la sonrisa de una morocha envuelta en almidonados percales y coronada con el blanco clavel montañés.
Chinganas tuvo Mendoza desde antes del terremoto de 1861. Una de ellas, situada en las inmediaciones de la actual esquina de las calles San Martín y Córdoba, era en el año 1854 el lugar preferido de un negro trompa de un regimiento de línea y de una mujer de aspecto varonil, conocida por el apodo de Juana la Mala. El negro hacía las delicias de los concurrentes alardeando de bravura y desafiando al diablo con toda su corte infernal; su obsesión era batirse con Lúcifer, para vengar con su cuchillo la muerte del payador Santos Vega. Una madrugada en que la vieja alameda recién se despejaba de las sombras nocturnas, el negro fue encontrado sin conocimiento al pie de un corpulento carolino, testigo silencioso de un drama dantesco que fue el comentario de muchos días en aquella época de sencilla credulidad –‘Sí –dijo el negro, al recobrar sus sentidos- me salió, lo’i vistos, era el mesmo en cuerpo y alma. ¡El diablo señor, se lo juro!’ En cuanto a Juana la Mala, tomadora y pendenciera, aprovechaba las oportunidades para exhibir su coraje; arrancaba de su medida un bonito puñal de plata y lo esgrimía a maravilla en medio del tumulto de los guapos que, silenciosos, se replegaban frente al seño agrio de esa extraña heroína del hampa modelada con el fango de la miseria social. Mendoza, que trabaja, lucha y sufre, alguna vez gusta endulzar su rostro con las farras y con las copas. Es por ello que en el centro y en los alrededores se habían establecido numerosas chinganas, algunas de las cuales fueron escenarios de episodios que bien merecen un ligero comentario aunque más no sea como homenaje al alma lírica de su pueblo que sabe resignarse en el dolor, para sonreír estoico en los días de luto y de la desgracia.
Después del terremoto de 1861, la coqueta ciudad andina quedó en ruinas. Otra vez, con el mismo tesón, y el mismo espíritu de sacrificio que puso a prueba para solventar al Ejército de los Andes, reconstruyó la ciudad de las ruinas.
Las principales chinganas de ese tiempo estaban establecidas en el límite de la ciudad con el departamento de Las Heras, en las cercanías del actual cementerio, barrio que el léxico colectivo denominaba ‘La Chimba’. Ahí estaba la Encarnación Videla, alias ‘la Vieja Buena´, la Carmen Flores, alias ‘La Carta del Diablo’, la de Antonio Carbajal, la de Caraciolo Domínguez, la de Juan Francisco Videla y la de Pascuala Rodríguez, casi todas establecidas en la Calle del Olivo -actual calle Juan de Dios Morales- y en sus pintorescos alrededores sombreados por verdes sauzales y por coposas higueras. En la ciudad hubo también varias chinganas, entre ellas, una en la calle San Luis y otra en la calle Bolivia -hoy José Federico Moreno- ubicada entre las calles Lavalle y Catamarca, sin contar algunas de menor valía que no revisten mayor importancia. El departamento de Guaymallen, en el actual distrito de San José, también contó con alguno de estos centros de diversión, que a pesar de revestir relativo interés, carecieron del valor de los establecidos en el barrio típicamente ‘chinganero’ de La Chimba.
Por la casa de la Vieja Buena -la llamaban así por ser justamente una mujer grande, buena y eximia bailarina de cuecas- desfilaron los mejores cantores de la época. Domingo Centeno, payador de grandes condiciones, poeta instintivo cuyos inspirados versos le valieron más de una dulce sonrisa y hasta un guitarrazo con que lo acarició su propia esposa, cuya narración le entregamos al público, en el deseo de presentar otro de los perfiles del criollo de aquella época, que dividía su vida inquieta y andariega entre las lisonjas de un triunfo y las amarguras del desengaño. Era una de esas noches de la chingana en que el viejo Centeno hacía prodigios con su guitarra encintada cantando hermosas canciones acompañado por su mujer, una criolla linda y risueña, con quien formaba un dúo que el tiempo y el sentimiento habían logrado conseguir en forma irremplazable. Viejo gaucho, Centeno sorprendió una mirada de esas que el alma de la mujer se asoma curiosa al borde de las pupilas. Reparó el galán que era un ‘tipete’ de apellido relumbrante y de traje impecable y, pulsando su viola, la fiel compañera del criollo le confió sus dudas, clavando sus rimas como flechas emponzoñadas con la conciencia desleal; ésta, humillada en público, se alzó como una pantera enfurecida y, arrebatándole la guitarra se la hizo pedazos sobre la cabeza tartamudeando una de esas letanías que sólo saben las mujeres cuando se les sacude el alma y se les toca a fondo. Desde entonces, Centeno hizo dúo con su hijo.
A las chinganas llegaban todos los cantores, todos los payadores, todos los que, como Don Domingo Centeno, tenían una pena que desahogar, un rencor que vengar o que arrastrado por la fatalidad iban a buscar en la conquista fácil un poquito de calma y de olvido. A ellas se arrimaba de cuando en cuando algún paisano del norte, del inmenso predio campero de don Máximo Segura, en cuyos matorrales salvajes se han refugiado hasta hace pocos años los últimos restos del coraje gaucho.
A esas casas concurrían familias modestas, jovencitas lindas sin ocupación, y algunas veces hasta grandes damas olvidadas por el deseo de conocer lo que hay de oscuro y triste en las pobrecitas diversiones del pueblo. Y más de una vez en esas mismas chinganas, entre el ruido de los zapateos y el rasguear de las guitarras, recortaron sus perfiles soberbios los gauchos matreros.
En las chinganas selectas había orquestas. Allí se escucharon antiguas milongas anónimas, habaneras, tangos de la vieja guardia, los valsecitos criollos y las infaltables cuecas y gatos cuyanos, de los cuales desfilaron los más auténticos y mejores bailarines del siglo XIX.
Las chinganas fueron desapareciendo alrededor de la década del año 1930 y fueron reemplazadas por los modernos ‘cabarets’ o ‘boites’.
(Texto escrito por Julio Quintanilla en la década del ‘30, sobre datos y recopilaciones de Alberto Rodríguez)
Las chinganas en Cuyo fueron otro reducto de excelentes músicos, cantores, bailarines, que entre tantos ayudaron a conformar lo más genuino de las expresiones musicales y coreográficas cuyanas. Al desaparecer las chinganas se perdió otro foco de cultivo de la música popular” (Alberto Rodríguez).
Una de las tantas Tonadas chinganeras
Tonada “Pero miren si será.” Esta Tonada se cantó mucho en las chinganas “selectas”, las cuales tenían orquesta de intérpretes de principios de siglo, muy destacados. No perdió su popularidad y siguió siendo cantada por conocidos cantores mendocinos, como Faustino Navas y Mario Palma, entre otros.
Esta versión me la dictó Don Pedro López Moyano, nacido en Mendoza, en el año 1886. López Moyano, a los dieciséis años, era guitarrista de las chinganas. También era muy recordada, por Don Ambrosio Videla, cantor mendocino y era muy recordada por muchos viejos cantores. También la cantaba Don Martín Puebla, cantor popular mendocino, nacido en el año 1875.
I Estrofa:
Dicen que se ausentara
y que no volverá luego
eso lo hace de bribona
para ver si yo la ruego
Eso lo hace de bribona
para ver si yo la ruego
Pero miren si será…
II Estrofa:
Mirala como se va
y dijo que me quería
tal vez no se acordara
del amor que me tenía
tal vez no se acordara
del amor que me tenía
tal vez no se acordará del amor que me tenía
Pero miren si será
III Estrofa:
Olvidarme no podría
de aquel instante o momento
que me hizo por simpatía
un solemne juramento
que me hizo por simpatía un solemne juramento
Pero miren si será…
Otra versión literaria, dictada por Don Fermín Lucero, oriundo del Departamento de Junín, Mendoza. La versión musical es la misma.
I Estrofa:
Olvidarme no podría
de aquel instante o momento
que hizo por simpatía
sin solemne juramento
y dijo que me quería
II Estrofa:
Anda ingrata a padecer
que te han de tener llorando
y has de estar solicitando
a quien te supo querer
III Estrofa:
Todas las noches me paso
pensando en la vida mía
y son tantos mis desvelos
ya verás tus desengaños.
Esta Tonada también fue muy popular en San Juan, y algunos mayores aseguraron escucharla en las viejas fondas sanjuaninas.
Recopilaciones y escritos de Alberto Rodríguez.
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Quien te amaba ya se va
Quien te amaba ya se va (Tonada)
A mediados del siglo pasado esta tonada ya la cantaba en Mendoza Don Ulderico Ibáñez, nacido en Mendoza en 1859. Dijo haberla aprendido cuando niño a Don Carlos María Tascheret, sanjuanino, contemporáneo del anterior, también dijo conocerla y haberla cantado desde muy joven. La versión completa de los versos fue tomada de un cuaderno de la abuela de Don Roque Guzmán. Este cuaderno data del año 1908.
Don Ulderico Ibáñez, fue quien por preferencia antigua, atribuía los versos a Don Nicolás Villanueva, de familia mendocina y de tradicional arraigo en la Provincia, donde gozó de prestigio. Fue compañero de Leopoldo Zuloaga y Juan Manuel Olascoaga, con los que se entretenía a escribir versos sobre diversos temas, que eran pedidos por cantores populares.
Los versos originales fueron construidos en el clásico metro de quintillas octosilábicas, en el que se repetía el primero, tercer y cuarto verso, para transformar la copla en octava.
La música ha tenido muy escasas variantes, por tener vigencia siempre, ya que fue una de las tonadas más cantadas en todas las épocas, aunque sufriera algunos tiempos de silencio.
Las letras, sí han experimentado muchas variantes, ya que es común en todos los cantores populares no aprender más que la primera estrofa y agregar versos de su cosecha para completarla.
En el Cancionero Cuyano, hay constancia de la letra que se cantó en sus orígenes. Está compuesta de cinco estrofas, y una dedicatoria. Nunca se cantó entera. Generalmente se cantaban dos o tres estrofas, con la dedicatoria.
Su forma literaria es glosada, al igual que en todas las estructuras poéticas de la Tonada cuyana.
La estructura de esta tonada consta de dieciséis compases en tiempo de seis por ocho y una introducción libre con algunos preludios y rasguidos, como es su género.
Generalmente, los cantores populares que no la conocen bien, retienen algunos versos dispersos que acomodan a su antojo con los agregados de su cosecha, que endilgan para cantarla.
En la década del ‘60, muchos cantores no la conocían desde este origen. Era muy común en las Tonadas, que muchos le agregaran versos. Así, ésta se ha popularizado de otras formas como:
Quien te amaba ya se va
supuesto que otro ha venido
se acabarán tus tormentos
ya se va tu aborrecido.
Ya se va tu aborrecido
con miras de no volver.
Cuando haya arrepentimiento
volvé a la tumba por él.
Si sientes doblar campanas
no preguntes quién murió
que estando ausente de ti
quién ha de ser sino yo.
La última cuarteta, nada tiene que ver con la letra anterior. Pertenece al coplerío popular español, y es una de las coplas que más ha andado por el mundo hispánico.
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DON ULDERICO IBÁÑEZ. 1859-1937” Se consignan mas datos en el libro “CANCIONERO CUYANO" |
I Estrofa
Cuando sepas que yo he muerto
cubre tu cama con flores (BIS PARA LOS DOS VERSOS)
No hagas ningún sentimiento y
si oyes llorar no llores (BIS PARA LOS DOS VERSOS)
II Estrofa
Cuando oigas doblar campanas
no preguntes quién murió (BIS PARA LOS DOS VERSOS)
que ausente yo de tu lado
quién ha de ser sino yo (BIS PARA LOS DOS VERSOS)
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Pentagrama de la tonada "Cuando sepas que yo he muerto" |
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Foto de Alberto Rodríguez y su conjunto |
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El Martirio o La Tirana
Tonada El MARTIRIO O LA TIRANA
La Tirana o El Martirio fue cantada por los paisanos mendocinos tomada de horas de dolor y de lucha en los fortines. Sus antecedentes más remotos la ubican a fines del siglo XIX. La cantaba y la popularizó Julia Avecilla, con su hermana. Vivían en el Departamento de San Carlos, Mendoza, en la Calle Los Chinos, del distrito Tres Esquinas. Conformaban un dúo excelente, conocidas popularmente como Las Avecilla. La escuché cantar por ellas, siendo niño. Bien pronto se extendió, y estuvo en boca de los mejores cantores populares de la época.
Fermín Lucero, sanjuanino nacido en 1883, cantor, músico y apasionado cultor de nuestro folklore musical entre 1910 a 1940, cantaba esta tonada en dúo con García del Carril. Los versos están consignados en un viejo cuaderno fechado en 1909. García del Carril decía conocer esta Tonada, con el nombre de la Cortada.
También la cantaba Don Pedro López Moyano, mendocino del año 1886, cantor guitarrista, quien se la dictó con la versión musical correspondiente a Alberto Rodríguez. López Moyano la conocía desde niño. Sostenía que era muy cantada en el Departamento de San Carlos, con el nombre de La Tirana o El Martirio. Siempre escuchó decir a viejos cantores que la Tonada era sancarlina.
La misma aseveración la hacía Don Enrique Sánchez, hombre culto, conocedor y cultor de las tonadas tradicionales. Aseguraba haberla escuchado cantar a las hermanas Avecilla, en el Distrito de Tres Esquinas, en San Carlos.
I Estrofa
He vivido tolerando martirios
y jamás pienso mostrarme cobarde
arrastrando una pesada cadena
hasta que mi triste vida se acabe. (BIS EN LOS DOS ÚLTIMOS VERSOS)
II Estrofa
Ya me voy para los campos y adiós
a buscar yerba de olvido y dejarte
a ver si con esta ausencia pudiera
con relación a otro tiempo olvidarte. (BIS EN LOS DOS ÚLTIMOS VERSOS)
III Estrofa
Cuando haya sellado el cielo sin penas
se acabarán mis tormentos tirana
para que te quiera echar si decías
que me has de olvidar muy luego mañana . (BIS EN LOS DOS ÚLTIMOS VERSOS)
IV Estrofa
Cuando no haya cielo ni agua que digan
se me acabarán mis tormentos tirana
entonces recordarás aunque tarde
todo lo que sufrió mi alma cobarde. (BIS EN LOS DOS ÚLTIMOS VERSOS)
Entre las muchísimas dedicatorias aplicadas a esta tonada, casi todas producto de la improvisación, hay una de Don Luis Quintana, residente de la localidad de Fray Luis Beltrán, Departamento de San Martín, Mendoza. En el año 1930, cantando esta Tonada me dictó este cogollo:
Amigo…viva y adiós
el amor es muy bonito y es cierto
mientras no hay un desacuerdo
en la vida no cause tormento
Otro Cogollo:
Reciba usted Don…, que dicen
dígale a su regalona, me han dicho
que usted no gobierna nada, qué dicen
que ella es la gobernadora me han dicho.
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Dúo “LAS CRIOLLITAS” Intérpretes muy conocidas por la década del 30 |
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Fragmento de partitura de tonada "El Martirio o la tirana" |
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Manuscrito de los versos, de principios del siglo XIX |
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Alberto Rodríguez y con el Dúo Vera-Acosta, en Radio El Mundo, década del ´40 |
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Dos tonadas que son una
Qué equivocación será y El Himno al Albardón
Viejos cultores conservan en la memoria popular, la Tonada Qué equivocación será .Intérpretes apasionados, entre los que se destacaron Ramón Guerra, Severo Marrelo, Pedro López Moyano, Ernesto Quintana, Juan de Dios Pérez, Florentino Rodríguez, la cantaron en la década del ‘30. Algunos manifestaban haberla aprendido a fines del siglo XIX o a principios del siglo XX, a viejos intérpretes.
En San Juan, Don Antonio Rodríguez, nacido en la década de 1880, dictó en 1934 otra versión con la melodía distinta. Sostenía que la aprendió treinta o treinta o cinco años atrás, y que esta tonada siempre fue popular en San Juan.
También la cantaba el dúo Chicahuala-Saldívar. Ellos decían haberla aprendido a Don Roberto Chirino, oriundo de San Juan.
Don Alejandro Cambas, hombre de destacada actuación en San Juan, candidato a Vice- gobernador por el Gobierno de Juan Maurín, auspiciaba a este dúo para cantar en actos de todo tipo. Bautizó esta Tonada como Himno al Albardón. También era conocida como La Albardonera. A esta Tonada cuya primera parte melódica corresponde a la antigua Tonada Qué equivocación será, se le agregaba un sabroso estribillo que le daba más vivacidad y rompía la monotonía de la primera.
La composición literaria es en décimas octosilábicas. Consta según la dictaron de cinco estrofas, pero casi siempre se cantan dos o tres y la dedicatoria o cogollo.
I Estrofa:
Qué equivocación será
de aquel que se ponga a creer
que ausente lo han de querer
y nunca lo han de olvidar.
Triste me pongo a pensar
en mis horas de amargura
y en mi triste desventura
yo pensando he comprendido
que si para el muerto hay fosa
para el ausente hay olvido.
II Estrofa
Yo tengo por experiencia
que tratándose de amante
no existe un amor constante
estando en medio la ausencia.
En amores es prudencia
jamás estar divididos,
si uno tiene un ser querido
su presencia es muy forzosa,
al fin del muerto es la fosa
y del ausente el olvido.
III Estrofa:
Hay amores muy constantes
cuando uno está presente
pero si se encuentra ausente
luego tiene un remplazante.
Se buscan un nuevo amante,
lo ponen en su lugar
y no les parezca mal lo que mis versos refieren
entierran al que se muere y olvidan al que se va.
Despedida:
Reciba Sr…aquí se queja un amante
de ver su fortuna en contra
triste abatido y errante,
se queja de ser constante
porque una adolece la suerte como es variable.
Su temática es amatoria, pero con un profundo sentido filosófico, acerca de la fidelidad estando del amor ausente.
La versión del dúo Chicahuala- Saldívar, la cantaban con cuatro estrofas arregladas de forma octosílábica:
I Estrofa:
Una tarde estando triste
a los jardines salí,
encontré las flores secas
porque desdichado fui.
Estribillo
Tus ojos morena
se burlan de mí.
Tú dices que no
yo digo que sí…
A llorar me voy…
a ver si llorando encuentro a mi amor.
II Estrofa:
Sólo la cama en que duermo
se compadece de mí,
al ver que yo me lamento,
lo desdichado que fui.
Estribillo (BIS)
III Estrofa
Sólo la cama en que duermo
se compadece de mí,
allí lamento mis penas
porque desdichado fui.
Estribillo (BIS)
IV Estrofa
Las murallas de tu casa
fueron bajas para mí
ahora son las más altas
porque desdichado fui
Estribillo (BIS)
V Estrofa:
Quisiera ser sepultado
para olvidarme de ti
y así pagarle a mi suerte
lo desdichado que fui.
Dedicatoria que se me hizo el día que recogí la Tonada:
Siempre viva Don Alberto
rayito de sol rodando
la negra que usted me engañó
riega los campos llorando
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Partitura de Qué equivocación será y El Himno al Albardón |
Otras coplas populares recogidas en San Juan:
Sólo las aves que vuelan
se compadecen de mí
de ver que yo me lamento
lo desgraciado de mí.
Las estrellas de un tiempo
fueron luces para mí
ahora alumbra a otro,
porque desgraciado fui.
De la rama de una rosa
de una espina me serví
para clavarle en mi pecho
porque desgraciado fui.
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Alberto Rodríguez con su conjunto, en Radio Belgrano, en la década del ´40. |
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Juan de Dios Pérez, Severo Marrelo, Ramón Guerra |
“En la foto, Juan de Dios Pérez (1899-1953), Severo Marrelo y Ramón Guerra. Fueron eximios cantores y cultores del Cancionero tradicional. Ellos me dictaron muchas melodías que manifestaban haberla aprendido de sus mayores.
“Juan de Dios Pérez actuó en los primeros años de la década del ‘20 en Buenos Aires, e hizo algunas actuaciones en LT4. Permaneció muy poco tiempo en la Capital Federal. Poseía un requinto español, muy antiguo. Tal vez por aquellos años, el más antiguo de Mendoza.“A su casa fueron y ejecutaron este requinto, grandes guitarristas de Mendoza, como Santiago Bértiz, su hijo “Pepete Bértiz, Tito Francia, y algunos más.”(Rosalía Pérez Blanco, hija de Juan de Dios Pérez quien hoy cuenta con 75 años).
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Juan Gualberto Godoy
Precursor de la poesía gauchesca, un poeta anónimo de la Tonada Cuyana
Juan Gualberto Godoy fue uno de esos primeros hombres populares de Mendoza, cuyo talento como escritor, periodista, poeta y payador dejó su impronta en la literatura gauchesca argentina y trascendió la frontera nacional.
Sabido es para muchos que fue el primer periodista mendocino. Con su poema El Corro, se consagró como precursor de la literatura gauchesca.
Nació en Mendoza el 12 de julio de 1793. Hijo de Don Jacinto Godoy, destacada figura de los círculos sociales y políticos de la época y de Trinidad Villanueva , descendiente de una familia patricia. Aprendió a leer, siguiendo el método sintético empleado entonces, y después le enseñó a leer un español comerciante de tabacos.
A los doce años desempeñó un puesto en la Tesorería de la Real Hacienda, puesto que conservó hasta 1809, para atender la hacienda de su padre, quién debió ausentarse de la provincia.
Aunque su vocación no era la agricultura, coinciden sus biógrafos en atribuirle la innovación de prácticas para mejorar la industria vitivinícola y la calidad de vino, con procedimientos nuevos.
Al respecto, dice Don Ricardo Rojas: “Hubiera podido lograr la riqueza, ya que fue, pero no persistió con su vocación industrial porque se lanzó al entrevero de las guerras civiles y a la tentación de las letras”.
Es posible que sus primeras obras poéticas fueran a parar fueran a parar a manos de los cantores populares, de los jóvenes de su época que por entonces gestaban en la canción cuyana, la letra de la Tonada.
En el folklore musical cuyano, sobre todo en la Tonada, hay letras que, pese a su anonimia, tiene un sello que las identifica como obras de poetas cultos como Leopoldo Zuloaga, José Manuel Olascoaga, Nicolás Villanueva y Juan Gualberto Godoy; en San Juan, Adán Quiroga y otros.
Juan Gualberto Godoy amaba el pueblo. Le gustaba entreverarse con él y cantar con él y para él.
Es famoso el episodio de las pampas bonaerenses, convivió con el gauchaje y en Dolores, dónde puso la pulpería. Se fue al Tuyú. La tradición oral atribuye ser él el Juan sin Ropa que venció a Santos Vega en la payada legendaria.
Foto de Juan Gualberto Godoy. “Dr. Ciro Renée Lafón”
Juan Gualberto Godoy y la poesía gauchesca
El primer estudio de Juan Gualberto Godoy se debe a Domingo Fidel Sarmiento, Dominguito, hijo de Domingo Faustino Sarmiento y la primera evaluación académica a Ricardo Rojas.
Dice Dominguito en su ensayo de 1889: “Pudo perfectamente figurar entre los poetas de la gloriosa época formada por Echeverría, Ascasubi, Hidalgo, Lafinur y otros.
Apenas llegó San Martín a Mendoza el 10 de agosto de 1814, para ejercer como Gobernador Intendente de las Provincias de Cuyo, Godoy formó parte de su escolta. Tenía 21 años. En 1817 visita Buenos Aires; vuelto a su provincia natal en 1819, se enrola en el regimiento de Cazadores N° 5 con el deseo de participar en la Campaña Libertadora. Su deseo no pudo verse cumplido debido al estallido anárquico que produjo la disolución de las Provincias de Cuyo y la caída del Gobernador Luzuriaga, que lo obligó a quedarse en Mendoza para asegurar el orden.
Francisco Solano del Corro, un obscuro y ambicioso oficial de San Martín, intenta una invasión a Mendoza que fracasa. Este hecho despierta la ironía de su lira. Publica entonces sus primeros versos en el periódico local El termómetro del día, en 1822.
La producción literaria de Juan Gualberto Godoy está diseminada; perdida una parte, conservada en la memoria de sus contemporáneos y transmitida por tradición oral alguna.
Como periodista escribió todo y según su Dominguito Sarmiento el prólogo a un libro de versos de autoría de Godoy, resalta la frontalidad frente a las injusticias, a la corrupción: “Su carácter elevado y severo, lo impulsó a criticar todo abuso y a corregir todo yerro y la forma favorita del pensamiento escrito era el verso fluido y fácil.
Nació poeta y sus inspiraciones llevan el genio del carácter filosófico de la poesía, la verdad, el pensamiento.
Es posible que sus primeras obras poéticas fueran a parar a manos de cantores populares de su época, que por entonces gestaban en la guitarra la canción cuyana, la Tonada.
De postura unitaria, tuvo que emigrar a Chile, y después a Perú, donde adquirió gran prestigio.
“Me sentía poeta cada vez que palpaba arbitrariedades y desmanes en mi país” .
Juan Gualberto Godoy sabía del coraje que hace falta al periodista, para serlo de verdad; para decir lo que siente que debe decir y decirlo con altura.
Dice Antonio Zinny en la Efemeridografía, página 240 y Revista de Buenos Aires, tomo XXIII, página 527:
“Godoy era un periodista de tanta valentía que en los tiempos del Gobernador Nazar, en que reinaba el terror, escribió una valiente composición titulada ‘El Sereno’, de la cual vale la pena transcribir esta estrofa:
La concordia, caballeros,/ es hija de la justicia/que refrena la malicia/y al vicio pone linderos./ Sólo en ella/ se puede afianzar aquella; más de los reprobados/ descubiertos o tapados/sólo al trastorno abren huella.
Estos datos son del libro El periodismo argentino, del escritor Galván Moreno.
Juan Gualberto Godoy, la tonada cuyana y el templete del Diablo
por Lázaro Flury
El metro literario de la Tonada es el octosilábico por nacimiento, como lo es toda la poesía tradicional.
El cogollo, que es igualmente octosilábico, es de herencia medieval y se remonta a la época pre-hispánica
La forma estrófica más común es la cuarteta con rima del serventesio, que es la rima del Cancionero Tradicional Argentino. Esto significa que Tonadas de autores actuales, se ajusten a paradigmas tradicionales, ingresando libremente en el campo de la proyección. La función de la Tonada ha sido y es lírica sentimental, afectiva de acendrado respeto incluso en las especies festivas e irónicas. La ironía nunca trasciende el límite del respeto, que es de carácter de nuestra literatura demótica.
El manejo de la guitarra en el acompañamiento y ejecución, podríamos decir que es único. No sólo la permutación de las cuerdas sonoras, sino también por el empleo del pulgar, donde el uso de la púa de hueso es auténticamente tradicional y no se la puede ignorar.
Pero en estos apuntes debemos confesar que solamente en los cantores de Cuyo hemos podido escuchar la afinación conocida con el nombre de “afinación del Diablo”. Casi todos nuestros cantores la desconocen. Únicamente tuve oportunidad de escuchar una vez la afinación del Diablo, en una reunión con viejos cantores bonaerenses, descendientes directos del gaucho.
La afinación mencionada que ejecutan los cuyanos es:
Sexta en La/ Quinta en Do/ Tercera en La/ Segunda en Do
La afinación que escuché en la Provincia de Buenos Aires era:
Sexta en Sol/ Quinta en Do/Primera en Re
Todas al aire dan el acorde de Sol mayor.
¿Cuál es la afinación del diablo? No tengo la menor duda: La cuyana. La razón es simple. El cantor que derrotó a Santos Vega en la payada era un cuyano: Juan Gualberto Godoy. En Cuyo era conocido ese tono, que era poco menos que desconocido en el resto del país. La leyenda refiere que el desconocido tenía una forma especial de afinación que no era humana. Y se creó la leyenda que era el mismo diablo, cuando era un cuyano que estaba acostumbrado a afinar de ese modo. La conclusión pues, es lógica: la afinación del diablo verdadera es cuyana, como fue un cuyano quien derrotó a Santos Vega. Podemos deducir que Santos Vega se confundió y se obnubiló al escuchar a su rival un temple desconocido. Y tanto él como sus paisanos le atribuyeron a un ser sobrenatural: el Demonio.
Lo cierto es que este templete era conocido por los payadores cuyanos y es patrimonio de esa región. Si esa modalidad aún es común, no lo sé. Pero sí que de ahí salió. Algunos payadores pampeanos crearon otra afinación distinta con el mismo nombre, pero que nada tiene que ver con la original de Juan Gualberto Godoy. El único y verdadero temple del diablo, es patrimonio del pueblo cuyano, como lo prueba la historia.
Lázaro Flury, (1919-2000) investigador, folklorista, nacido en la Provincia de Santa Fe. Este trabajo fue enviado para el XV Encuentro Nacional de Estudiosos del Folklore en Mendoza, organizado por el Instituto de Investigación y Divulgación del Folklore Cuyano.
Según Alberto Rodríguez, muchas composiciones populares, anónimas y vigentes en ese momento, la memoria popular las atribuía a “un tal Godoy”.
“Al Instituto de Investigación y Divulgación del Folklore Cuyano iban de manera permanente docentes en busca de asesoramiento por distintos temas. Algunos apenas conocían la obra de este vate mendocino. Otros, nada, y mucho menos acerca de su relación con la Tonada cuyana. Era hasta casi una obligación que su figura fuera conocida por los docentes y los niños, no solamente por académicos.A partir de allí y durante 17 años seguidos, organizaba el Instituto de Investigación y Divulgación del Folklore Cuyano en Mendoza los homenajes a este vate mendocino. Los Encuentros Nacionales de Estudiosos del Folklore, a los que acudieron folkloristas e investigadores de casi todo el país, estaban dirigidos a alumnos, docentes de todos los niveles, docentes de frontera, con el objetivo en aquel entonces de dar un aporte a las diferentes áreas de los diseños curriculares de aquel entonces, a través de diferentes ponencias de todas las regiones nacionales. La figura de Juan Gualberto Godoy estaba siempre presente y no podía faltarle una tonada dedicada a él. Componga unos versos, Mirón…”
Don Vicente Mirón (1912- 1991), parte de la historia de Guaymallén
Vicente Mirón fue otro de los personajes entrañables y protagonistas en la historia de la cultura popular del antiguo Guaymallen. Entraba “de pasadita” por la casa de la Calle O’Brien. Sencillo, humilde, suave, hablaba con pasión al recordar cantidades de historias que conformaron la cultura popular de Mendoza. En algunos lugares disertó como integrante del Instituto. Mucha gente joven, investigadores y músicos cuyanos de nuevas generaciones lo visitaban en su casa en la Media Luna para consultarlo y aprender a través de sus relatos, que transmitía con maestría.
Según el maestro Damián Sánchez, músico y director coral mendocino, Vicente Mirón “ fue un gran autodidacta. Historiador, artista plástico, ebanista, pero sobre todo, un gran memorioso de la cultura popular. Verdadero protagonista de la historia de la Calle Larga -hoy calle Pedro Molina, de Guaymallen. Político comunista, activista, relató gran parte de la historia de los Huarpes a través de las poesías. Su niñez fue muy vívida por las antiguas costumbres populares”.
Dice Dora Giannoni, autora del libro Armando Tejada Gómez: profeta del viento: “Vicente Mirón fue un gran maestro, autodidacta, un gran conocedor de la cultura popular cuyana, al cual Armando admiraba y escuchaba mucho. Armando se inspira en él al escribir el personaje de Don Juan Almirón en su novela, ‘Dios era Olvido’, novela narrativa en el que evoca varios personajes de la Media Luna. Esta novela fue editada por la editorial Espasa Calpe y premiada en Bilbao”.
Su hijo Raúl Mirón, al igual que su padre también recuerda el paso de las carretas, por la Calle Larga de Guaymallen. “En la Calle Larga comenzaba el zanjón de Guaymallen. Se la llamaba así justamente por ser una de las más largas y antiguas. Unía el este mendocino con la Capital. Finalizaba en las cercanías de la zona del Bermejo. En las esquinas de las calles Alberdi y Pedro Molina existían esos viejos bares, donde era punto obligado de encuentro, de reunión, de cantores, guitarristas, payadores. También por la Calle larga estaba el viejo Cine Recreo -Hoy Cine Armado Tejada Gómez-. Cerca quedaba el Club Pedro Molina, y en las cercanías había un cine al aire libre. En ninguno de estos lugare faltaba la música. Con Tejada Gómez, los unía el barrio de la Media Luna, la literatura, la historia, la política. Fue una de las primeras calles que se asfaltó en este Departamento, y fue paso obligado de todo tipo de carretas y de distintos personajes: arrieros, carreteros, campesinos, antiguos hombres lugareños y de todos los estratos sociales. Esto daba lugar a todo tipo de juntadas de cantores y guitarristas donde no faltaban- entre otras canciones-las cuecas ni las tonadas. Fue la primera que asfaltaron y que se urbanizó. Pero la historia popular de esa calle, para muchos no se borró”.
Vicente Mirón dejó a través de las letras un legado muy importante, ya que compuso poemas referidos a la historia, usos, costumbres, tradiciones del lugar y también de los aborígenes de la provincia de Mendoza, que quizá se hubieran perdido a través de las generaciones. Muchas letras fueron musicalizadas por importantes músicos mendocinos. Una de ellas fue declarada oficialmente como Himno a Guaymallen.
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Manuscrito de don Vicente Mirón |
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Manuscrito de don Vicente Mirón |
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Don Vicente Mirón |
DON RICARDO TUDELA Y UNA EVOCACIÓN A JUAN GUALBERTO GODOY
Ricardo Tudela fue uno de los grandes escritores prolíficos de Mendoza del siglo XX. Conoció la figura y la obra de Juan Gualberto Godoy desde el profundo Cuyum. Si alguien lo escuchaba hablar acerca de este vate mendocino su recuerdo era el de un hombre cercano en el tiempo.
Nació en Mendoza en 1898. Fue periodista, escritor, poeta, ensayista, crítico. Empieza su actividad literaria en la década de 1920, formando parte de los primeros eslabones en la historia de las letras nacionales. También fue militante del partido radical con el entonces gobernador de Mendoza Carlos Washington Lencinas; éste, más tarde senador y asesinado en 1929. Tudela -según fuentes “se encontraba al lado de él, corrió esquivando los disparos” (Diario Los Andes)- se exilió en Chile hasta 1930.
Activista social, miembro del primer movimiento literario de vanguardia de Mendoza llamado “Megáfono” por el cual mantuvo “estrecha relación con Pablo Neruda”; fundador de la primera Dirección de Cultura y miembro fundador de la Sociedad Argentina de Escritores, escribió una vasta obra de novelas y poesías; docente, investigador con actividades permanentes en círculos literarios locales, su obra ha sido motivo de estudio de distintos especialistas literarios locales y nacionales.
Semblanza de una vivencia
Así conoció la figura de Juan Gualberto Godoy. Si alguien por esos años le hubiera pedido que escribiera sobre este vate mendocino lo habría hecho – sí claro- también con su historia formal y dentro de ésta como hombre nómada con pertenencia en las pulperías, fogones, payadas, cantores, guitarras, versos satíricos, románticos, pero también hubiera tenido presente aspectos tradicionales de Mendoza, los que hacían a la vida de Juan Gualberto Godoy. También opinaba que el mensaje de su vida -exiliado político por denunciar la corrupción de ciertos poderes- no había perdido vigencia.
Las paredes de su casa llenas de estantes de los cuales se caían los libros; su memoria brillante a pesar de los años, su salud frágil, una voz más bien débil hacían que su habla fuera pausada, serena, tranquila. Una pregunta se transformaba en una conversación que podía durar horas. Relataba y entretejía historias con filosofías, y con arte.
De origen humilde, fue un autodidacta con sed insaciable de aprender. Y eso lo llevó a recurrir a la vivencia de viejas tradiciones populares todavía no escritas ni academizadas. Amaba su tierra, su historia y todas las expresiones que tuvieran el color local.
Otra historia para el recuerdo
Con Alberto Rodríguez se conocían desde la década de 1930. Solían visitarse esporádicamente. En esas conversaciones circulaban cientos de conocimientos, historias populares y recuerdos de largas vidas que involucraban nostalgias, testimonios, algunas vivencias con un dejo de comicidad. Espontáneamente escribió un romance dedicado a Juan Gualberto Godoy, que se lo obsequió a Alberto Rodríguez un 18 de julio.
Según la investigadora Graciela Maturo, fue un escritor que si bien fue un innovador en algunas corrientes literarias, “no fue escéptico a lo nativo…”
Como los grandes universales que conocieron de alguna manera en forma vivencial la vieja cultura lugareña con todo lo que implica, en su caso la honraba con la transmisión de sus saberes a aquellos que quisieran. Don Ricardo Tudela es otro de los hombres cuya memoria está inserta para siempre en su tierra.
Falleció en esta provincia en 1984.
Fuentes: Matilde Sánchez, “Revista Cultura Ñ” 6 de Julio de 2008,
Doctora en Letras Graciela Maturo.
Más recopilaciones para la historia
La casa de Molina Pico -actual Dirección de Cultura de Guaymallén, Mendoza- data desde 1780. Su primer dueño fue Don Pedro Molina -exgobernador de Mendoza- y tras morir éste fue morada por sus descendientes hasta 1993 en que la compró el municipio.
Ese lugar también fue visitado por Alberto Rodríguez, buscando más rastros sobre Godoy. Estuvo con la señora llamada Stella Molina Estrella de Páez Herrero quien le dijo:
“Juan Gualberto Godoy nació en el departamento de Guaymallén donde pasó sus últimos años en la casa del gobernador Molina, en el distrito de Pedro Molina. La señora Estela Molina Estrella de Páez Herrero, descendiente de Don Pedro Molina, nos ha dicho que desde niña oyó decir que el poeta se alojó en la casa que aún existe y pasaba largas horas escribiendo versos; que cuando terminaba una composición poética, doblaba la hoja, la ataba con un hilo y la echaba en una bolsa….la bolas iba creciendo día a día y que fue a parar a manos de un visitante que se enamoró de su contenido…”. Ella no está segura de la suerte que corrieron todos los versos pero sabe que en la biblioteca del exgobernador Molina, había un libro voluminoso de poesías de Juan Gualberto Godoy, que los descendientes del gobernador obsequiaron a un historiador, que seguramente lo conservará la familia.
En este escrito no figura el año en que fue visitada la señora de Páez Herrero. Por motivos varios se omite el nombre del historiador. |
La ofrenda del ilustre poeta Julio Quintanilla
Julio Quintanilla (1882-1950) fue otro periodista autodidacta y un poeta sobresaliente de Mendoza. Su obra muy famosa en poesías dedicadas al aborigen Huarpe, a las Vírgenes populares del pueblo de Mendoza, a la gesta sanmartiniana aún ha sido analizada ni publicada.
Quintanilla acompañó a Alberto Rodríguez desde 1935 en viajes de recopilaciones, como glosista de programas de radios en San Juan, Mendoza y Buenos Aires. En 1937 presentaron en varios lugares de la Capital Federal, más repertorio del Cancionero Cuyano. Sus presentaciones y explicaciones de las viejas Tonadas y Danzas Cuyanas, merecieron elogiosos comentarios de la prensa capitalina. En algunos casos fueron presentados por el musicólogo Carlos Vega. En éstas tampoco faltó la evocación de Juan Gualberto Godoy ligada al Cancionero Cuyano.
Quintanilla escribe:
“¿Fue un precursor? No. Ya que el verso gauchesco viene desde el fondo mismo del alma nacional. Pero si reclamamos para Mendoza la gloria de haber sido ella la cuna del primero que le dio forma y vida; ahí están sus documentos. Décimas y octavas lo testimonian…
“Nos basta halagar nuestra vanidad de mendocinos saber que fue en esta tierra donde nació uno de los primeros y de los más grandes de los cantores gauchos.”
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La hoja data del año 1937. Las correcciones son de puño y letra del mismo poeta. |
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Tonada en romance
TONADA EL JILGUERO Y LA CALANDRIA.
TONADA EN ROMANCE DEL SIGLO XIX
El Romance es una composición poética que consiste en repetir al fin de los versos pares una asonancia, no dando rima alguna a los versos impares.
Tiene otros significados. Se usa para significar que se habla claramente. Por ejemplo: “Estoy hablando en Romance” o “no me vendas romances” etc.
Los poetas populares emplearon esta forma para decir y cantar versos en historias o leyendas trágicas, cómicas, tristes, divertidas a veces.Vino con la conquista, pero pronto aquí se empezaron a tejer nuestros propios romances. En Cuyo fue popular un romance llamado El Jilguero y la Calandria.
Don Carlos Arenas, mendocino residente en San Luis, contribuyó a enriquecer este material con un aporte valioso. En la memoria de viejos criollos, se conservaban más de cien coplas, las cuales a pesar del tiempo, no habían recibido influencias nuevas. Estas coplas se recitaron y cantaron con rimo de milonga, de cifra y de vals.
Su estructura denota un conocimiento empírico de la rima y de la métrica versales, cosas ambas de la composición folklórica. A veces se pierde la medida, o se cambia el orden de la rima: de primera a cuarta, de segunda a tercera, de segunda a cuarta, indistintamente.
En los versos se advierte el deseo de agotar la nómina de pájaros de la región, haciéndolos intervenir en un romance amoroso, en el que representan personajes humanos con caracteres y modalidades propias y diversas (forma fabulada).
En este Romance desfilan todos los pájaros de la región: El Jilguero, la Calandria, el Cardenal, el Chingolo, el pájaro Carpintero, el Tordo, el Benteveo (nuestro Pito Juan) y el Hornero.
Hay en esta composición la intención de exaltar lo que es capaz de hacer el amor y de superar los inconvenientes que encuentran en el camino.
Todos los informantes han coincidido en que el Romance se inicia con esta estrofa:
Señores les contaré si me atienden un instante los trabajos que pasaron dos pajarillos amantes. El Jilguero y la Calandria eran dos que se querían. Temerosos de un desaire ninguno se decidía. |
En las diez estrofas siguientes se hace alusión a la mala suerte que tuvieron por causa de un cazador despiadado que provocó la caída del Jilguero en prisión:
Al cabo de mucho tiempo le dijo el jilguero un día que quería ser su amante y que por ella moría. Y fue fatal su desgracia cuando se le declaró no pudo hablar más palabra por causa de un cazador. Al momento que fue a hablar el cazador les tiró del susto que se llevaron se separaron los dos. Volaba por las montañas el amoroso jilguero y ciego entró en una jaula donde quedó prisionero. Encerrado ya en la jaula su desgracia lamentaba mi esperanza está perdida de buscar a la calandria. De qué me sirve quererla es delito haber nacido sin poder ver a quien amo en la jaula sumergido. Sólo las aves que vuelan |
Como se ve, el verso “es delito haber nacido” tiene noble ascendencia; viene de Pedro Calderón de la Barca, de La Vida es Sueño. Éste nos advierte que el compositor ha oído tal obra.
Se magnifica en las estrofas siguientes el amor a la Calandria y el dolor del Jilguero; las andanzas de ella por encontrarlo y el interés de ella por encontrarlo, y el interés por buscar a alguien que pudiera sacarlo de la prisión cuando la descubrió.
Estando el Jilguero un día |
Las estrofas siguientes hablan del interés de la Calandria para buscar a quien quisiera ayudarla a sacar el jilguero de prisión. Y encuentra a uno, al Chingolo, que hará bien las cosas. Pero, no se presenta este personaje sino otro, el Cardenal, que da muestras de dolor y exagera el deber que tienen los hombres de visitar y ayudar a los amigos en desgracia.
El pájaro Cardenal representa el amigo infiel, al hombre desleal y embustero que ofrece lo que no piensa dar a cambio de lo que quiere obtener por su bien, sin importarle el dolor ajeno:
Se retiró la Calandria pronto y con facilidad a buscar al chingolito que lo ponga en libertad. No apareció el Chingolito vino el Cardenal primero a ese lugar, a la jaula donde habitaba el Jilguero. El Jilguerillo le dijo: esto le he de agradecer desde el tiempo que estoy preso nadie me ha venido a ver. Y contesta el Cardenal lo he venido a visitar he sabido que está preso quiero saber cómo está. Y le repite otra vez no hago más que mi deber de visitar a un amigo que se halla en un padecer. Y le contesta el Jilguero nada me dice con esto, puesto que soy desgraciado ¿quién me salvará de esto? Supuesto que mi fortuna así lo habrá destinado será castigo del cielo que Dios me lo habrá mandado… -Dígame Jilguero amante se lo voy a preguntar si en tal caso la Calandria no ha venido a este lugar. |
Hasta aquí se advierte la viveza del Cardenal, que lo único que quería era saber algo de la Calandria. El Jilguero descubre esta viveza.
-En caso que hubiera venido |
Se retiró el Cardenal y lo dejó al Jilguerillo pensando en su idolatrada, triste penoso y cautivo.
En estas estrofas se puede apreciar la viveza del Jilguero para no dejarse engañar y el afán del Cardenal por conseguirlo.
En las siguientes coplas, se presenta otro personaje, el Chingolo, que fue el que eligió la Calandria para que fuera a abrirle la jaula al prisionero. El Jilguero desconfía también de éste, y no cree que pueda hacer algo en su bien y se lo espeta así:
Al otro día en la mañana le dicen, levántese jilguerillo lo viene a buscar un hombre que es un verdadero amigo. Se levanta el jilguerillo la mañana es muy oscura Mira a través de la jaula qué esperanza tengo yo con semejante figura. -Y le dice el Chingolito: téngalo usted a entender no es semejante su figura soy un hombre como usted. No vengo de mi dictamen a sacarlo de la jaula sepa que yo he venido mandado por la Calandria. -Y le dice el Jilguerillo por tras de ser otro tal ha de venir con embrollos lo mismo que el cardenal. -Y contesta el Chingolito: déjese de pensamiento, advierta que yo he venido a ponerlo en salvamento. |
En estrofas llenas de calor, se pone en evidencia el esfuerzo del Chingolo por convencer al Jilguero, de que de veras quiere darle la libertad y vencer la resistencia que el pesimismo y la falta de fe pone en sus reflexiones.
Es que, quien engañado una vez, desconfía aún de quien dice la verdad, y el que no puede valerse por sus medios necesariamente, debe buscar ayuda. Por esto, el Chingolo, buscó al Carpintero, para que rompiera la puerta de la prisión y el diálogo que se suscita entre ambos es de lo más sabroso:
Y le dice el Jilguerillo todo puede suceder y si es conforme usted dice pronto se debe ver. Hasta luego buen amigo a la tarde ya vendrá el Carpintero conmigo a ponerlo en libertad. De allí el Chingolito por el aire alzando el vuelo apurado por llegar a casa del Carpintero. Llega a lo del Carpintero al momento alaba a Dios salió un criado a recibirlo luego que le oyó su voz… Y le dice el Chingolito anda, negro, di a tu amo que me haga el bien de salir que viene un hombre a buscarlo. El criado le respondió tiene que volver después mi amo ahora está comiendo o se puede hablar con él... Le respondió el Chingolito anda un poquito ligero camina, decile a tu amo que lo busca un caballero. Anda negro a convidarlo camina pronto al instante… decile a ese caballero que pase para adelante. Y entrando el Chingolo adentro y con mucha cortesía lo saluda al Carpintero tenga usted muy buenos días. Puede acabar de comer y después conversaremos mi diligencia es urgente es preciso que tratemos… Y le dice el Carpintero muy a destiempo ha venido tengo una obra entre manos estoy muy comprometido. Yo no pierdo mi venida estoy dispuesto a llevarlo por la plata que me pida… Lo que concluya la obra le voy a pagar a usted la plata que a mí me gane y la que pierda ganar. Y respondió el Carpintero: Yo me aprontaré al momento pero es preciso mi amigo que hagamos un documento… Antes de salir de aquí le podemos extender con la propuesta que me hace y firmado por usted… |
El Chingolo no tiene para pagar el trabajo que demanda, se niega a firmar el documento. Alarde de hombría de bien, de honor, de valor de la palabra empeñada, hasta que consigue convencer al Carpintero. He aquí las estrofas que explican eso:
Eso por ahora no puedo porque ya el tiempo me apura. No precisa un documento ni palabra ni escritura. Y le dice el Carpintero Bueno amigo, vámonos creo que me cumplirá con su palabra de honor. Se pusieron en camino Chingolito y Carpintero hasta llegar a la Jaula donde habitaba el Jilguero. |
No obstante las promesas del Chingolo, el Carpintero desconfía y antes de empezar a trabajar le pregunta al Jilguero preso, quién le pagará el trabajo; pero el chingolo se apresura a contestar.
Escuche amigo qué tiene que preguntar que no ha tratado conmigo. A según lo que veo yo usted trata de dejar mucho rato este trabajo y no quiere adelantar. |
Esta demora en el trabajo, es la relación justa del que desconfía cobrar por el mismo. Ello acarrea desgano, desaliento y falta de voluntad, por carencia de interés.
Y le dice el Chingolito présteme las herramientas porque usted no hace nada y no me sale la cuenta. Le sacó las herramientas y se puso a trabajar y en menos de un santiamén dejó al preso en libertad. |
El jilguero vuela, pero antes de hacerlo, el Chingolo le dice al Carpintero
Bueno, amigo Carpintero ya me voy a retirar me voy muy agradecido de su buena voluntad. No sea desagradecido del modo que hemos tratado de que no me quiera pagar después que le he trabajado. Si se presume tramposo, conmigo no va a jugar voy a ver el benteveo y lo voy a demandar. |
El Chingolo remonta vuelo, y el Carpintero burlado se dirige en busca de justicia a quien oficia de juez, el Pito Juan.
En varias estrofas se explican los yerros que se cometen con precipitación y acaloramiento. Aconsejan tener calma, serenarse antes de tomar alguna resolución. El juez no obstante la forma descortés del Carpintero, considera un deber intervenir en el asunto. Aparecen otros pájaros en escena: El Hornero, que va mandado a citar al chingolo. Este pájaro simboliza la astucia, la viveza, no se esconde ni huye; se presenta seguro de triunfar: sereno, tranquilo…Saluda al juez y presenta mil argumentos para significar que no conoce al carpintero; que este debe estar equivocado, que sin duda es a otro al que quiere demandar.
Mire Usía, señor Juez será otro mi apellido yo soy de familia larga y somos muy parecidos… Quiero que me dé la prueba ya que asegura que es cierto que si ha tratado conmigo ha de tener documento. -¿Qué advierte señor Juez en el modo que se expresa? Este hombre está borracho o malo de la cabeza. |
Así en este tono y con un buen número de estrofas continúan el alegato y defensa de lo que resulta que el Carpintero queda preso y el Chingolo en libertad.
Se retiró el chingolito le dio las gracias al juez porque a un hombre sin razón lo ha sabido reprender. Y viene la moraleja de la lección: Por eso dice el adagio: el que sabe hacer negocios téngalo por entendido que ha de ser por ruina de otros. Todos los que son casados les servirá de ejemplar no les vaya a suceder lo mismo que al cardenal. Se juntaron el jilguero el chingolo y la calandria y dejaron al cardenal perdido entre las montañas. |
De esta forma sencilla se advierte la forma de filosofar sobre temas profundos. Se advierte la conveniencia de desconfiar de quien alardea de sus aptitudes y ofrece más de la cuenta por algo que quiere obtener gratuitamente.
Destaca también cómo decaen las fuerzas del que trabaja sin esperanzas de cobrar. Pone en evidencia la objetividad de la Justicia, que no actúa a ciegas ateniéndose a pruebas concretas.
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Fragmento del original del romance "El jilguero y la calandria" |
El Romance en ritmo de Tonada
Como en casi todas las tonadas cuyanas tradicionales, al pasar de una generación a otra, donde el pueblo agrega de manera espontánea, están presentes los melismas musicales y literarios, que le dan una mayor fuerza emocional y cierta intención.
El jilguero y la calandria
adiós me voy…
eran dos que se querían
ay, qué dolor
temerosos de un desprecio
adiós me voy…
ninguno se descubría
¡ay, qué dolor!
Si celos me pides
Celos te daré;
Los celos son buenosCuando dan por qué
Dictada por Don Abelardo Ortíz, quien dice que por el año 1900 se la escuchó a Julia Avecilla y a su hermana-se las conocía como las hermanas Avecilla, famosas cantoras que vivieron en el Departamento de San Carlos, Mendoza. Según algunos viejos cantores esta tonada tiene su origen en la provincia de San Juan.
Como la copla andaluza tiene también un estribillo final o intercalado entre un determinado número de versos y ajeno a la intención literaria de la poesía.
De esta Tonada hay otra versión con el título: “Ya te conozco, calandria”
“Ya te conozco calandriaAdiós…me voyque andas fingiendo dolores¡basta de amor! ¡Basta de amor!Te haces la que no me quieresAdiós me voyy no me tienes amores¡basta de amor, basta de amor!Estribillo:Un celo me pidesun celo darélos celos son buenoscuando dan por quéPara celar se averiguay adiós me voyno se cela sin saberbasta de amor, basta de amor.Si la hubiera desaladocuando volar intentóen otros brazos extrañosno la hubiera visto yoQué poco duró en mis manosla calandria que yo criéen brazos de ajeno dueñola he visto cantando ayer. |
Este romance, aparte de cantarse como cifra, milonga y romance, también se recitó. Se escuchaban alrededor de los fogones.
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Fragmento dela partitura de "El jilguero y la calandria" en ritmo de tonada |
En la zona de San Juan, Valle Fértil, y Jachal, la cantaban en aire de milonga primitiva, tonada y polca; entre ellos, Don Melquíades Cáceres, gran cultor de folklore cuyano.
La misma línea melódica la recordaba Don Javier Molina, nacido en 1844. Me dijo haberla aprendido cuando niño, de sus mayores.
Don Carlos Arenas, mendocino residente en la provincia de San Luis, cantor de antiguas melodías tradicionales, manifestaba en la década del ‘30 haberla aprendido de sus abuelos.Otra versión consigna Adán Castro, cantor, oriundo de San Juan, nacido en el año 1874.
La versión es la siguiente:
I Estrofa Ya te conozco calandria II Estrofa
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A estas cuartetas se le agregan los melismas con que muchos la cantaron a fines del siglo XIX.
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Fragmento del romance "El jilguero y la calandria" en ritmo de cifra y milonga. |
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Foto de Doña María Arrieta |
Doña María Arrieta la cantaba en forma de cifra. Aseguraba haberla aprendido así de sus mayores. Doña María Arrieta era una gran conocedora de las canciones tradicionales de Cuyo. Nació entre la década de 1880 y 1890 en el Departamento de General Alvear, Mendoza. Excelente bailarina de Cuecas, Refalosas, Serenos, Gauchitos.
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El medio amante y Yo vendo unos ojos negros
TONADA EL MEDIO AMANTE y YO VENDO UNOS OJOS NEGROS.
Hace muchos años se popularizó una tonada, que lo único propio que tenía era un cambio en el primer verso del estribillo y varias estrofas de otras tonadas o canciones populares, con las que se justificaba el nuevo nombre “Yo vendo unos ojos negros”.
El estribillo completo es el siguiente:
Más te quisiera
más te amo yo
me la paso noche y día
suspirando por tu amor.
El cambio en el primer verso del estribillo es éste:
Si tú me amas
En la Tonada nueva, se canta así:
Más te quisiera
más te amo yo
me lo paso de noche y de día
suspirando por tu amor.
Según los hermanos Isidro, Máximo y Raúl Oro, residentes en la casa paterna de Pocito, me dictaron esta versión y me aseguraron que era la más fiel, y que se cantaba en su casa desde hacía más de cincuenta años. Entre las personas más antiguas que cantaron esa Tonada en la casa de ellos, me nombraron a la Sra. Mercedes Sarmiento de Vargas.
La letra dice así:
Yo vendo unos ojos negros
quién me los quiere comprar
los vendo por lisonjeros
pues me han pagado mal
Estribillo:
Me gusta tu geniecito
y tu modito de amar y mirar
pero mucho más me gusta
cuando me acuerdo de allá.
II ESTROFA:
Qué es aquello que relumbra
debajo de aquella peña
son los ojos de mi negra
que me están haciendo señas.
Estribillo: Bis
III Estrofa:
A mí no me lleva el río
por más corriente que traiga
mi negra me ha de sacar
con una seña que me haga.
Estribillo: Bis
IV Estrofa:
Debajo de aquella peña
tengo un puñal escondido
para matar a mi negra
cuando se enoje conmigo.
Estribillo: Bis
Esta otra versión fue copiada a Don Ramón Noguera, oriundo del Departamento de Lavalle en Mendoza. Nació en 1870. Manifestaba que se cantaba así hacía cuarenta años. Ramón Noguera fue un gran intérprete y cultor de nuestro cancionero nativo.
I
Yo vendo unos ojos negros
quién me los quiere comprar
los vendo por inconstantes
porque me han pagado mal
Estribillo
Duerme, duerme, negra.
Duerme, duerme en paz.
Que son tus ojitos “chinchosos”
son para enamorar.
II
Qué es aquello que relumbra
debajo de aquella peña
son los ojos de mi negra
que me están haciendo seña.
Estribillo
III
Tú tienes los ojos negros
regálamelos a mí
a ver si por medio de ellos
me quieren como yo a ti.
Estas coplas eran muy populares entre los cantores. En sus versos podían variar las palabras y fue del tipo de cuarteta popular con motes.
Música idéntica tiene la Tonada Tradicional “El medio amante”
Fermín Lucero, mendocino del año 1888, descendiente de familias de criollos sanjuaninos, de los que había heredado su pasión por la música y el respeto por nuestras costumbres tradicionales, le decía a Alberto Rodríguez refiriéndose a esta Tonada que es de la década del ‘30.
A principios del siglo la aprendí de Don Pascual Gómez. Desde entonces la he sentido cantando solo y de a uno con Alberto Lezcano.
Aquí está tu medio amante
que medio andaba perdido
medio medio medio a verte
porque medio te ha querido
Estribillo
Si tú me amas
más te amo yo
me la paso noche y día
suspirando por tu amor.
Otra versión consignada es la de Don Javier Molina, nacido en el año 1844. Falleció en Mendoza en 1946. La letra sufrió mudanzas, que suelen sufrir, según los conocimientos del que las dicta y las retiene.
Aquí está tu medio amante
que andaba medio perdido
medio te viene a buscar
porque medio te ha querido.
Estribillo
Media memoria te envié
con un medio caminante
porque medio me acordaba
que yo fui tu medio amante.
Dedicatoria:
Señorita… media estrella figuraban
reciba esta media estrella
de un pobre peregrino.
Con un medio patadas
medio recuerdo te envié
porque medio me acordé
porque medio te tenía amor.
Estribillo ( BIS)
Cuando medio me ausenté
medio tiempo de tu lado
a media vuelta me fui
a media vuelta he llegado.
Estribillo
Otra información sobre la misma tonada recibí a través de Don Pedro López Moyano. Agregó a las estrofas que siguen:
Media carta te escribí
con un medio caminando
y medias noticias tuve
que yo era tu medio amante.
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Don Javier Molina fue otro de los grandes cultores del folklore. Nació en 1844 y falleció en 1946, a los 102 años. Se dedicó a la exportación de agro en Mendoza. Viajó mucho a las provincias de San Juan, Córdoba, al vecino país de Chile, escuchando siempre a cantores populares, por lo que los datos aportados en la tarea de recopilación, tuvieron un gran fundamento (Alberto Rodríguez). |
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Partitura de "El medio amante" y "Yo vendo unos ojos negros" |
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Versos de un viejo cuaderno de Doralizo De La Rosa, gran cantor popular |
Esta Tonada tiene otra versión dictada por Don Jacinto Arce Quinteros, mendocino, nacido en el año 1861, quien dice cantarla desde su juventud.
Aquí está tu medio amante
que medio estaba perdido
“Que sí, que no, que sí que no”
medio te viene buscando
porque medio te ha querido
“si tú te ausentas, me muero yo”.
II Estrofa
Con un medio portador
media memoria te envié
“que sí que no, que sí que no”
y medio me anoticié
si me tenías amor
”si tú te ausentas me muero yo”.
III Estrofa
Si me tenis medio amor
estando ausente de tu lado
”que sí, que no, que sí que no.
A media vuelta me fui
y a media vuelta he llegado.
Si tú te ausentas me muero yo.
IV Estrofa
Negrita, aquí estaba tu nombre
aquel que andaba perdido
”que sí, que no, que sí, que no”
y medio te viene a ver
porque medio te ha querido
”que sí, que no, que sí, que no”
y medio te viene a ver
porque medio te ha querido
“Si tú te ausentas me muero yo”.
Despedida:
Señor F…que viva
ya he de ser eternamente
su esclavo para servirlo
si anda medio bien de suerte.
Aclaración: En la Tonadas cuyanas cantadas, fueron muy comunes las introducciones de versos que alteraban el ritmo y la melodía. Muchas veces eran inventados por los cantores.
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Tonada de las Sierras Morenas
“TONADA DE LAS SIERRAS MORENAS”Canción Andaluza que se transformó en Tonada
Otra de las tonadas muy antiguas y populares, tanto en Chile, como en Cuyo. Según Alberto Rodríguez, le tomó los versos y la música a Don Pedro López Moyano, mendocino, nacido en el año 1886. López Moyano, fue guitarrista de las viejas chinganas de Mendoza e integró por varios años, el Conjunto “Los Andinos”. No hacía otra cosa, sino que cantar y tocar en guitarra, el antiguo repertorio popular de Cuyo. En 1931, manifestaba haber oído de niño, esta TonadaDon Jesús Álvarez Conde, hombre culto, periodista y escritor también manifestaba en 1934 manifestaba conocerla.
Algún cantor popular dijo “Recuerdo la dulzura campera que una vez más hizo humedecer los ojos de mi madre cuando aún nuestra tierra, no había perdido nuestra sencillez”.
También la recordaban mucho en el Departamento de Tunuyán, Mendoza.
En 1937, esta Tonada se conocía con el nombre de “Sierra Morena”, hacía entonces ochenta años.
I Estrofa:
De la sierra morena
vienen bajando
van cantando, ¡ay le da!
un par de ojitos negros de contrabando
van cantando ¡ay, le da!
II Estrofa
¡Ay…le da!
que le da, qué le da, qué le da
un par de ojitos negros
de contrabando
van cantando
¡ay, qué le da!
III Estrofa
Mariquita María Madre del Carmen van cantando
ay, que le da
porque no vienen las niñas a consolarme
van cantando
van cantando
¡ay, qué le da!
IV Estrofa
Ay…qué le da
qué le da, qué le da, qué le da
porque no vienen las niñas
a consolarme
van cantando
¡ay, qué le da!
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Alberto Rodríguez, con su conjunto Los Andinos, 1933. En la foto, sentado a la izquierda Pedro López Moyano, Carlos García, Alberto Rodríguez, César Torelli, Músicos Populares de Mendoza. |
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Partitura de la tonada de la sierra Morena |
Acerca de su procedencia chilena, la gran musicóloga, investigadora y recopiladora del folklore musical chileno, Margot Loyola Palacios, y el investigador y recopilador Osvaldo Cádiz, afirman lo siguiente y confirman esta versión.
Esta Tonada tiene características que se asemejan a la canción andaluza.
Antecedentes
Según los investigadores Margot Loyola Palacios y Osvaldo Cádiz
La estrofa
De la sierra morena
vienen bajando
vienen bajando
un par de ojitos negros
de contrabando
de contrabando
Por la Sierra Morena viene bajando.
viene bajando unos ojitos negros ¡olé!,
Dolores, unos ojitos negros de contrabando.
Dolores, unos ojitos negros que a mí me quieren.
Dolores, uno que estaba arando en un cortijo.
Es una antigua copla de origen andaluz que vino a América quizás hace ya cuántos años y que está presente en variadas tradiciones de nuestros países –recordar, por ejemplo, que aparece en la primera estrofa del “Cielito Lindo”, popular canción mexicana.
Bajando vienen unos ojitos negros ¡olé!
Y eso lo dijo uno que estaba arando ¡olé!
Fuente: Las canciones del pueblo español. Juan de Águila (Unión musical española) - P. 29.
Nosotros la hemos encontrado en Chile, en una versión de danza llamada “Seguidilla” de clara descendencia española, en la provincia de Ñuble, así como formando parte de variadas cuecas cantadas en la zona huasa de Chile central.
También recuerdo que en la versión de Sanguaraña -antiguo baile peruano que según algunos estudiosos seria predecesor y vertiente de la zamacueca- que me enseñara doña Mercedes Ayarza de Morales en Lima, presenta en sus versos el acompañamiento de claro origen español.
¡Ay…le da!
que le da, qué le da, qué le da!
Agradecimientos:
Olga Abella, Lady Pérez Blanco, Familia Mirón (Mendoza). A los investigadores y recopiladores del folklore de Chile, Margot Loyola Palacios y Osvaldo Cádiz. A Damián Sánchez y Dora Giannoni (Buenos Aires). Los datos, manuscritos y las fotos pertenecen a los archivos de Alberto Rodríguez.
En caso de transcribir, citar la fuente.
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Influencia chilena en la tonada cuyana
La influencia de la cultura popular de Chile en Cuyo, fue casi total. A pesar de la gran Cordillera, estaban los pasos más bajos, marcados al principio de forma natural. Eran los que permitían los arreos de ganado, la comercialización de los productos que daba la tierra. En la zona andina, sobre todo en la zona de San Juan, se concentró una gran inmigración del país vecino por la demanda de trabajo de minería, la que el hombre chileno dominaba muy bien. En un principio, el transporte se hacía en arrias y carretas.
“Pasajeros del área cordillerana, exiliados que después de la batalla de Rancagua huyeron de la persecución realista, baqueanos que iban y venían, peones de arrea, puesteros y todo tipo de viajeros, utilizaban algunos refugios en la precordillera hasta llegar al destino. En esos momentos hacían comentarios sobre tópicos de tareas y de su vida, hasta que la conversación derivaba en canto y guitarra”.
“También en los momentos de recreación durante las faenas de todo tipo nunca faltaban guitarristas o cantores de los dos países, también de Bolivia que entremezclaban sus canciones, danzas, cuentos, anécdotas. En toda reunión y estrato social, había chilenos que sabían cantar una tonada, una cueca, un vals, al mismo tiempo que muchos poseían un bagaje cultural anónimo muy rico. Ya fuera en la zona del viejo Matadero, los almacenes del Barrio de la Media Luna, o incluso en las reuniones de las familias más adineradas, se tocaban viejas cuecas y tonadas, algunas con marcada influencia chilena”.“Me manifestaban los cantores, que eran populares, antiguas, aquí. Pero recorriendo más el campo y con los años, algunas se olvidaron y otras tuvieron fuerte arraigo, como ésta:
y a la mar la fui a buscar.
¡Linda mi negra dónde andará!
Y las olas me decían
Ella ya no vuelve más.
¡Linda mi negra, dónde andará!
L'han visto a mi negra
l´han visto llorar
Si mi negra llora
l'an tratado mal.
Déjenla venir llorando
que yo l'ahi de consolar
¡Linda mi negra, dónde andará!
Durante 1927, Alberto Rodríguez actuaba con singular éxito de público y crítica con la "Orquesta Típica Buenos Aires" -que fue la primera orquesta de tango mendocina-. En su repertorio incluía tangos, valses, rancheras, de inspiración folklórica.
Mi negra se me ha ausentadoEstribillo
"No había lugar dónde no se la cantara. Claramente viene de Chile, al hacer alusión al mar, así como otras hacen alusión al muelle..."
"Con la orquesta nos invitaban a reuniones, para actuar o amenizar, ya que la música en estos tiempos era en vivo. Uno de ellos fue Don Pedro T. Rodríguez, que era hacendado y pasaba largas temporadas en Chile. Allá nos invitó. Fuimos en 1927. Estuvimos en varias farras –invitados por él- en algunas de las más distinguidas de la sociedad chilena, donde tocábamos nuestro repertorio. Éstas eran las típicas de ese país con guitarreadas acompañadas de arpa. Predominaban en las tonadas y cuecas chilenas el canto con dúo femenino. La gira se prolongó por dos años. Estuvimos en Valparaíso, Santiago, Talca, Iquique, Tacna, Arica, para pasar más tarde a Bolivia y a Perú. Íbamos realizando funciones en teatro solamente, donde muchas veces compartimos escenarios con el famoso conjunto chileno “Los Cuatro Huasos”. Eran muy comunes las coplas populares en tonadas y cuecas, que se entremezclaban entre las cantadas en Chile y la cantadas en Cuyo, variando las versiones. Para aquel entonces quise explorar más la cueca chilena que, en Cuyo, la llamaban "La chilena", ya que decían que venía de allá. Estuve entre mineros y salitrales. Todo era cantado y bailado sin aditamentos... se conservaba mucho más puro, ya que se vivía como en una especie de isla separada por la mole andina”.
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El conjunto que viajó en 1927. Orquesta Típica Buenos Aires, primera orquesta de tango mendocina |
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Foto tomada en el cruce de la cordillera de Mendoza a Chiles en febrero de 1931, donde volvió por segunda vez para actuar en Santiago de Chile |
A continuación se ponen algunos ejemplos de recopilaciones de éstas, extractadas de una carpeta de Alberto Rodríguez, quien según data fueron hechas en la década de 1920 y 1930. Para una mejor comprensión y comparación acerca de las Tonadas que se identifican con el vecino país, se pidió la colaboración a la valiosa recopilación de la eminente musicóloga y recopiladora del folklore chileno Margot Loyola Palacios y al investigador del folklore chileno Osvaldo Cádiz, a fin de mostrar de una forma más explícita y didáctica, las características propias de la tonada chilena en las viejas tonadas populares cuyanas.
Tonada: "Le llaman la quita-pena"
Según la recopilación de Alberto Rodríguez
"Una versión me la dictó Don Pedro Rodríguez, oriundo de San Juan, del año1880. Gran conocedor de muchas canciones y danzas populares que me dictó”.
IEsta tonada es muy guasa,Tonada muy sanduguera,que en el barrio de la cañadale llaman la quita-pena.Ay...le llaman la quita pena
IILas hijas del taita Panchocantaron una tonaday los gauchos por oírlase rieron a carcajadas.Ay…se rieron a carcajadas
Ésta otra versión fue tomada a don Sixto Giménez, en la localidad de El Pastal, departamento de Las Heras, Mendoza:
Las hijas del taita Panchose ríen a carcajadasde ver que por la tonadavoltiaron la puerta ‘el rancho.Ay...voltiaron la puerta 'el rancho
"Esta es otra versión de Ernesto Quintana, también cultor, oriundo de Mendoza, que en la década del ’30 tenía cuarenta años. Me manifestó que también la cantaba el finado Juan Zuaqué, cantor popular muy conocido entre los mismos por ese entonces”.
IEsta tonada es muy guasasa,y por demás sanduguera.Allá por la quebradale llaman la quita pena¡Ay…le llaman la quita pena!
IIEsta tonada cantabanlas hijas'el taita Panchoy los rotos por oírla,se rieron a carcajadas.¡Ay...voltiaron la puert'el rancho!
IIIUna vez que la cantaronPor eusigencia ‘e la genteAy mi taita de un pencazoLe apió tuito los dientes¡Ay…le apió tuitos los dientes!
IVOtra vez que la cantaronsalió mi ñaña enojaday le dijo a la F...niña no cantís más.¡Ay...niña no cantís más!
Glosario:
Pencazo: modismo chileno. Quiere decir golpe o tomar alguna bebida "Vamos a darnos un pencazo".
Roto: Modismo chileno. Hombre pobre.
Ñaña: Se llama así en Chile a la persona que uno llama hermano, no necesariamente con lazos de sangre.
Eusigencia’e: un modismo campesino: exigencia.
Taita: Modismo, criollo, que quiere decir “Tata”. Con este mote se lo puede llamar a un padre, abuelo, o una persona mayor, no necesariamente unidos por lazos de sangre.
Le apió tuitos los dientes: Modismo criollo: romper o bajar todos los dientes.
No cantis: Modismo criollo: no cantes.
Otras formas de expresión en las Tonadas, son en este caso:
L´han: Modismo para denominar el verbo le han
Yo l’ahí de consolar: Modismo para denominar la frase “yo la he de consolar”
Puerta’el rancho: puerta del rancho.
Según la recopilación de Margot Loyola Palacios:
El significado de estas palabras son:
Sandunga: diversión. Sanduguera, que se divierte, divertida.
Guasa: gaucha.
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Pentagrama de la tonada "Le llaman la quita pena" |
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Foto de la iglesia de Arica |
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Notaciones de coplas de esa época |
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En el monumento a Sucre, El Prado, Bolivia 1928 |
Tonada "El ayuyero"
“Se ha cantado mucho en Cuyo y es muy recordada por viejos cantores. Esta versión, se la tomé a Don Modestino Ortiz, nacido en 1880, en la Localidad de Maipú, Mendoza. Fue un gran cultor de las distintas canciones y danzas cuyanas. Me manifestó haberla aprendido de una chilena”.
I
A nadie he querido tanto
con extremo, que a ti
y el que tú no lo conozcas
El ayuyero...
El que me la mata a mí
Al pan de huevo
Es lo que me pasa a mí
Si ay, ay, ay.
II
Me aconsejan que te quiera
y no te puedo olvidar
como saben que no quiere
el ayuyero…
Se ponen a aconsejar
el pan de huevo
eso es lo que me pasa a mí
Sí ay, ay, ay…
III
tira, tira sin cesar
que a la chacra de Ño ampuero
el ayuyero...
Allá iremos a parar
al pan de huevo
es lo que me pasa a mí
sí, ay, ay, ay...
Dedicatoria o cogollo
Dichosos el que suspira
si con el más encanto
el ayuyero...
que será cuando acaricia
el pan de huevo...
si, ay, ay, ay…
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Partitura del Ayuyero 1 |
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Partitura del Ayuyero 2 |
Recopilación de Margot Loyola Palacios
Tonada "El Hallullero"
"Es el nombre de una tonada que me parece de las más interesantes y hermosas. Ha sido cantada por grandes intérpretes: Dúo Molina Garrido, Dúo Rey Silva, el conjunto "Los Cuatro Huasos" en diferentes versiones, desconociéndose su autoría.
Anduve buscando sus orígenes. Pregunté y pregunté. Hablo con Alberto Moreira, el huaso más huaso de Chile, me entrega una ubicación para la chacra de Ño Ampuero, lugar donde se cantaba el repertorio popular chileno por mujeres con arpa y guitarra, y otros datos que me hicieron vivir el pasado. El lugar correspondía a la esquina de Avenida Mata y Bustamante, muy cerca de la hermosa casa de música y leyenda llamada "El Castillo". Para conocer una fecha más aproximada del ejercicio de esta tonada nos remitimos al siguiente dato:
Existía una casa de canto en la época del Presidente Errázuriz (1866-1901) donde cantaban tres hermosas muchachas llamadas las " Pan de Huevo", porque en su repertorio incluían "El Hallullero".
Recopilación de Margot Loyola Palacios
Tonada "El Hallullero"
"Es el nombre de una tonada que me parece de las más interesantes y hermosas. Ha sido cantada por grandes intérpretes: Dúo Molina Garrido, Dúo Rey Silva, el conjunto "Los Cuatro Huasos" en diferentes versiones, desconociéndose su autoría.
Anduve buscando sus orígenes. Pregunté y pregunté. Hablo con Alberto Moreira, el huaso más huaso de Chile, me entrega una ubicación para la chacra de Ño Ampuero, lugar donde se cantaba el repertorio popular chileno por mujeres con arpa y guitarra, y otros datos que me hicieron vivir el pasado. El lugar correspondía a la esquina de Avenida Mata y Bustamante, muy cerca de la hermosa casa de música y leyenda llamada "El Castillo". Para conocer una fecha más aproximada del ejercicio de esta tonada nos remitimos al siguiente dato:
Existía una casa de canto en la época del Presidente Errázuriz (1866-1901) donde cantaban tres hermosas muchachas llamadas las " Pan de Huevo", porque en su repertorio incluían "El Hallullero".
I
Ayer estando sola,
sola sin tener que hacer,
se me vino a la memoria
y el hallullero,
y el pan de huevo,
al escribirte un papel
¡Si ay, ay, ay…!
Estribillo:
Tira, tira, carretero,
tira, tira, sin cesar
y a la chacra de Ño Ampuero
y el hallullero,
vamos, vamos a parar
¡Si ay, ay, ay…!
II
Tres veces tomé la pluma,
tres veces tomé el papel,
tres veces firmé tu nombre,
y el hallullero,
tres veces me desmayé.
¡Si ay, ay, ay…!
III
Tira , tira, carretero,
hasta quebrar la picana,
iremos al resbalar
y al hallullero,
y el que no cae resbala
y el pan de huevo,
el que no cae resbala.
¡Si ay, ay, ay…!
IV
En blanco papel te escribo,
porque blanca fue mi suerte.
Los renglones se dividen,
y el hallullero,
cuando de ti estoy ausente
y el pan de huevo,
cuando de ti estoy ausente,
¡Si ay, ay, ay!
V
Mi nombre yo no lo pongo,
porque encadenada vivo.
con sangre en el corazón
y el hallullero.
esta carta yo te escribo
y el pan de huevo,
esta carta yo te escribo
¡Si ay, ay, ay…!
VI
Papelito venturoso,
quién fuera dentro de ti
para darle un fuerte abrazo
y el hallullero,
al que te fue a abrir
y el pan de huevo,
al que te fue a abrir
¡Si ay, ay ay!
"Además, agregamos que el Pan de Huevo hace referencia a un dulce típico de Chile (pancito redondo, hecho de harina, leche, azúcar, polvos de hornear, huevos, mantequilla, acompaña a escolares en Chile, desde marzo hasta diciembre. Es dulce y espolvoreado por azúcar flor).
Don Rodolfo Lenze en su colección primera de textos poéticos inéditos obtenidos de tradición oral, entrega una versión de la tonada que presenta el mismo estribillo pero con una temática distinta".
"Puede decirse que esta tonada es una de las más fuertes y evidentemente clásicas del folklore chileno, por la antigüedad , la gran dispersión y fácil penetración tanto de su texto poético como por su texto musical. Su tipo métrico de ocho líneas pentasílábicas, no es frecuente en la versificación tradicional empleada en este país, y nunca se cantan las siete estrofas que tiene esta versión, ya sea porque su ejecución resultará muy larga o simplemente porque la mayoría de cantoras y cantores conocen cuatro o cinco. A su temática que se reduce a una decisión de escribir o enviar una misiva amorosa se le otorga un marcado lirismo al desarrollársela en una serie de etapas desprovistas de elementos subjetivos, que envuelven y a veces ocultan el asunto de composición y que se acrecienta con la inclusión de cada estrofa y en el estribillo, de dos elementos, que por una parte irrumpen la continuidad argumental, produciendo un ligero suspenso y, por otra, entregan un uniforme apoyo al relato cantado. Uno de dichos elementos, el hallullero, vendedor ambulante de hallulas, una clase de pan de harina de trigo, posee un representativo carácter nacional y sin ser el protagonista de esta tonada, le ha dado a ella su nombre como signo de chilenidad, por lo que sería acertado atribuirle un nacimiento chileno después recreado por la vertiente del folklore"
"Además, agregamos que el Pan de Huevo hace referencia a un dulce típico de Chile (pancito redondo, hecho de harina, leche, azúcar, polvos de hornear, huevos, mantequilla, acompaña a escolares en Chile, desde marzo hasta diciembre. Es dulce y espolvoreado por azúcar flor).
Don Rodolfo Lenze en su colección primera de textos poéticos inéditos obtenidos de tradición oral, entrega una versión de la tonada que presenta el mismo estribillo pero con una temática distinta".
"Puede decirse que esta tonada es una de las más fuertes y evidentemente clásicas del folklore chileno, por la antigüedad , la gran dispersión y fácil penetración tanto de su texto poético como por su texto musical. Su tipo métrico de ocho líneas pentasílábicas, no es frecuente en la versificación tradicional empleada en este país, y nunca se cantan las siete estrofas que tiene esta versión, ya sea porque su ejecución resultará muy larga o simplemente porque la mayoría de cantoras y cantores conocen cuatro o cinco. A su temática que se reduce a una decisión de escribir o enviar una misiva amorosa se le otorga un marcado lirismo al desarrollársela en una serie de etapas desprovistas de elementos subjetivos, que envuelven y a veces ocultan el asunto de composición y que se acrecienta con la inclusión de cada estrofa y en el estribillo, de dos elementos, que por una parte irrumpen la continuidad argumental, produciendo un ligero suspenso y, por otra, entregan un uniforme apoyo al relato cantado. Uno de dichos elementos, el hallullero, vendedor ambulante de hallulas, una clase de pan de harina de trigo, posee un representativo carácter nacional y sin ser el protagonista de esta tonada, le ha dado a ella su nombre como signo de chilenidad, por lo que sería acertado atribuirle un nacimiento chileno después recreado por la vertiente del folklore"
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Foto de Alberto Rodríguez en la cordillera |
Tonada las Huasas(Las Gauchas)
Recopilación de Alberto Rodríguez
"La cantaban mucho Don Pedro Rodríguez y Fermín Lucero, nacido en el año 1888 en San Juan. Desde niño, se radicó en Mendoza, en el departamento de Tupungato. Fue ferroviario. Cantaba a dúo por la zona del Matadero, con un señor llamado Rómulo Luján. Fue uno de los grandes cantores y cultores del folklore cuyano. Los dos, me dijeron haberla aprendido de una cantora chilena en el año 1905".
I
Una vez fui al campo
una guasa me enamoró
y en prueba de su cariño
una cintita me dio.
Estribillo
Me gustan las negras
me gustan las rubias
me gustan todas en general
Pero las guasas me gustan más.
II
A mí me gustan las guasas
porque saben trabajar
saliendo de su trabajo
se ponen a enamorar.
Estribillo
III
Ellas son muy de a caballo
bolean muy bien el lazo
aunque pongan las jutras
a mí me gustan las guasas.
Estribillo
IV
Si quieren saber señores
cómo se enamoran las guasas,
se suben a una lomita
y empiezan a los peñascazos.
Estribillo
V
Me gustan ver las guasas
cuando entran al corral
con el lacito en la mano
prontitas por echar un pial.
Estribillo
VI
No me gustan las puebleras
porque son pura pintura
me gustan las pajueranas
porque pintan y maduran.
Jutras: Modismo chileno que quiere decir patrón
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Pentagrama de tonada "Las Guasas" |
Recopilación de Margot Loyola Palacios
"Los Huasos"(Los Gauchos)
ISi quieren saber señores
todo lo que ofrece un huaso
la montura y el caballo
dos o tres varas de lazo.
Estribillo
Me gustan todos en general
pero los huasos me gustan más.
II
Si quieren saber señores
cómo enamorar los huasos
se afirman bien las espuelas
y plantan un caballazo.
III
Ellos son muy caballo
bornean muy bien el lazo
aunque se enojen los jutres
a mí me gustan los huasos.
“Esta tonada fue aprendida por María Luisa Sepúlveda, quien nos entregó un rico material recopilado en la zona de Chillán, región centro sur del país”.
"Estas letras confirman la procedencia chilena de esta tonada que debería tener 170 años aproximadamente, cantada por la canción chilena. Las hermanas Loyola cantaron esta versión en escenarios hasta 1950”.
"Se refiere a la alusión, a las faenas con el caballo, son propias del huaso, ya que la mujer campesina ni la compañera del huaso, participaban en estas tareas.
"El mote "pueblera", "pajuerana", no aparecen en canciones y tonadas tradicionales que yo haya conocido. El único antecedente que hemos recogido es el pajuerano que se usa en zonas rurales de Chillán, Región del Bío-bío, para designar un peón que está de paso y, una vez terminada la faena , abandona el lugar.
Se va p'afuera", se va para afuera.
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Hija de Alberto Rodríguez recibiendo de manos de Margot Loyola y Osvaldo Cádiz un reconocimiento a A. Rodríguez |
Otra Tonada muy popular en Cuyo y en Chile, es la famosa tonada “De las Sierras Morenas”. En Chile -según Margot Loyola Palacios- también fueron muy populares la Tonada De las Sierras Morenas, al que también le pedimos la versión que ella conoce allá:
"Ésta es una antigua copla de origen andaluz, que pasó a América, quizás cuantos años y que está presente en variadas tradiciones de nuestros países”.
I
De la sierra morena vienen bajando /viene bajando unos ojitos negros, ¡olé!/Bajando vienen unos ojitos negros ¡olé!/Dolores unos ojitos negros de contrabando
II
Bajando vienen unos ojitos negros ¡olé!/Dolores unos ojitos negros que a mí me quieren
Y eso lo dijo uno que estaba arando ¡olé!/Dolores uno que estaba arando en un cortijo
Fuente: Las canciones del pueblo español. Juan Águila,-Unión Musical Española-1929
"Nosotros la hemos encontrado en Chile en una versión de danza llamada "Seguidilla", de clara descendencia española, en la provincia de Ñuble, así como formando parte de varias cuecas cantadas en la zona huasa de Chile Central.
También la recuerdo que en la versión de Sanguaraña (antiguo baile peruano que, según algunos estudiosos, sería predecesor y vertiente de la zamacueca) que me enseñara Doña Mercedes de Álvarez en Lima, presenta el acompañamiento”.
"Ay...le da/que le da, qué le da, qué le da"
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Todos los comentarios citados en las transcripciones de las coplas, fueron una compilación y síntesis de apuntes de Alberto Rodríguez.
Las fotos y los pentagramas, son del archivo de Alberto Rodríguez.
Agradecimientos: Margot Loyola Palacios, Osvaldo Cádiz, investigadores y estudiosos de folklore chileno. A Jorge Viñas, Daniel Talquenca y Roberto Rosatto (Profesor de Danzas del Centro Polivalente de Arte de San Rafael, Mendoza), y al antropólogo Luis Esteban Amaya. Si bien todo conocimiento popular es de dominio público, en caso de transcribir o reproducir, pedimos citar la fuente. Muchas gracias.